A raíz del último y descafeinado ‘clásico’ han vuelto a rugir las voces críticas con el fútbol actual. Que si el talento se ha plegado a la estrategia, que si se ha convertido en un juego predecible, que si los jugadores son marionetas de los entrenadores, que si se juega poco y se finge mucho, que si faltan generadores de ilusión en la Liga…

Yo no estoy de acuerdo… Del todo. Vaya por delante que el momento que más disfruté del fútbol ya pasó. Mis recuerdos de niñez van asociados a campos y partidos. Yo acompañaba a mi padre a todas partes. Y los campos eran esas partes. Aquello fue mi primer contacto con el scouting, sin saberlo.

Después vino la profesión periodística, y entonces tantos partidos divinos merced a la grandeza del Dépor. Partidos y más partidos. En definitiva, creo que fútbol he visto un ratito largo. Y el fútbol siempre me divirtió, siempre movió algo en mi interior. Y lo sigue haciendo.

Cierto que el fútbol de hace unas décadas era un cúmulo de espontaneidad, arte y disfrute. Grandes jugadores, táctica justita y a jugar… Pero cómo jugaban! Así, a bote pronto, sin orden ni concierto, solo por recuerdos: Sócrates, Cantona, Baggio, Beckenbauer, Zico, Van Basten, Platini, Matttaus, Rossi, Scholes, Zidanne, Maldini, Romario, Bebeto, Djalma, Fran… La mayoría de esta lista me gustaban porque eran distintos, impredecibles, valientes, incluso cabezones. Nunca sabías por dónde podían salir, hacían de cada acción una aventura. Me pregunto si hoy en día hay tantos jugadores con ese perfil.

No quiero que parezca que menosprecio el fútbol de hoy. No. Reconozco el mérito del futbolista actual. Está niquelado físicamente, hiper controlado en todas sus funciones, cronometrado en sus esfuerzos y dirigido sobre el campo por gente que sabe mucho de esto. Y eso requiere un esfuerzo grande, un ejercicio incluso de autocontrol porque, cuando tienes 20 años y estás como un roble, te quieres comer el mundo en dos partidos. Pero ese mundo se los comen dos eruditos, el resto deben pasar por la fábrica. Y la fábrica tiene sus tiempos y sus exigencias. Las dos mayores diferencias que encuentro entre el fútbol de anteayer y el de hoy son la velocidad a la que se realizan las acciones, y la intervención de las tácticas y estrategias en el juego desde el minuto 1. ¿Qué eso es bueno para el propio fútbol? No lo sé. ¿Qué es bueno para el espectáculo? Creo que no. Como amante del fútbol, prefiero un partido roto, y jugado de tú a tú. Esos encuentros me apasionan. Como entrenadora, preferiría tenerlo todo controlado según mis preceptos. Como seguidora de mi equipo, lo que quiero es que gane, si puede ser jugando bien, genial, sino da igual. Ganar.

Una de las frases top de Pep Guardiola dice, dirigiéndose al jugador: “Yo te llevo hasta la frontal del área. Ahí ya resuelves tú con tu talento”. Qué quieren que les diga, no sé si es para aplaudir o para echar a temblar.

Salud y suerte!