El mundo del fútbol es tan rápido y cambiante que me pregunto si estos tres aprendices de futbolistas son unos privilegiados o unos maltratados. Probablemente, sean las dos cosas.
La historia de Gavi es única. Apenas con 363 minutos jugados en la máxima división, aunque con unas condiciones magníficas para este juego, el sevillano ya está en dinámica de la selección absoluta. ¿Fruto de la decisión de un seleccionador valiente o de un agitador de masas?
Creo que llegar al combinado nacional debería ser el resultado de un bagaje más reposado, menos efusivo. Pero todos sabemos quién es y cómo se las gasta Luis Enrique.
Nico González es otro extraordinario joven jugador. Dotado de un físico descomunal, es la inteligencia y la colocación al servicio del medio campo. El porqué de Nico lejos de A Coruña quedará en la conciencia de alguno con voz y voto en el Deportivo del momento. Fallo garrafal porque desde bien pequeño se veía lo que es.
Recuerdo cuando a Nico González no le gustaba el fútbol. Solo coches y motos. Después, los veteranos del Depor empezaron a entrenar en el campo de fútbol que tenía Fran en su casa, y todo cambió. Hoy vive para y por el fútbol. Perfeccionista, sacrificado, extremadamente trabajador.
Todo iba perfecto hasta que un técnico acorralado como un toro herido, profirió su nombre e intentó mancharlo. Con esas declaraciones, Koeman fulminó su ya pésima relación con el vestuario. A ningún compañero le gustó la flecha dirigida a uno de los suyos.
La tercera historia es la de Noel. La que me toca más de cerca como deportivista. Y la que menos entiendo. Sé que el entrenador tendrá sus razones. En un artículo anterior hablé sobre mi respeto a los técnicos porque nadie como ellos saben lo que sucede de puertas adentro. Pero, si son ciertas las condiciones del joven delantero, si no existen problemas físicos que lo impidan, si estamos de acuerdo en que la plantilla no está sobrada de efectivos delante y si consideramos que la categoría es, con todos mis respetos, una competición mediana y adecuada para foguear a un futbolista… ¿Qué sucede?
Hoy Noel es peor futbolista que hace un mes. Lógico. No tiene ritmo de competición, no está satisfecho y su ánimo se resiente. ¿Es ese el mejor caldo de cultivo para la joya del deportivismo? ¡Salud y suerte!