E ste viernes no fui a Riazor. Estuve en casa haciendo unas cosas y mientras tanto escuchaba el partido por la radio, lo iba siguiendo también por internet en la web de este diario y además dos amigos que estaban en el campo me iban comentando en un grupo de whatsapp que tenemos. Y mientras yo estaba con mis cosas me puse a pensar en sobre qué iba a escribir esta semana en esta columna del DXT. Y ya tenía en la cabeza un par de temas que podrían ser interesantes. Y nada, que mientras el partido iba por la mitad de la segunda parte me puse a ello.
Pues bien, menos mal que los artículos se escriben ahora por ordenador. Si hubiese sido en papel mi reacción al escuchar el gol de la SD Logroñés en el descuento habría sido la de coger el folio, arrugarlo, partirlo en mil pedazos y tirarlo a suelo soltando algún improperio. En la jornada 6 ha llegado la primera torrija, la primera empanada, el primer tropiezo inexplicable del año. Y claro, el tema sobre el que estaba escribiendo ya no venía a cuento. Me lo guardaré para otra ocasión, si es que alguna vez lo recupero. Toca hablar de la torrija. Y procurando también no pasar de la euforia infinita de hace sólo una semana al drama más absoluto, que también pecamos mucho de ello. Que pasamos del blanco al negro con una facilidad pasmosa.
Según me contaron y según fui leyendo, el partido empezó al más puro estilo del año de Oltra en Segunda, que cuando íbamos a Riazor era esperando a ver cuanto tardaba en caer el primer gol y cuanto tardábamos en cerrar el partido, pero con el convencimiento de que ganaríamos, como así fue casi siempre. Y este viernes comenzó así, con el gol de Miku a los 19 minutos. Y lejos de echarnos atrás seguimos jugando a marcar el segundo. Y llegaron los dos postes de Miku. Y el partido que parecía dominado y que caería el segundo gol como fruta madura.
Pues no. Esta vez la segunda parte resultó bastante tediosa. La SD Logroñés que se lo creyó y el Depor que empezó a portarse como el año pasado, que marcábamos un gol y nos echábamos para atrás. Y bien pudo caer el segundo del Depor. O quedar en 1-0, que sería lo más normal y estaríamos ahora todos muy contentos con tres puntos más. Pero no. Nos empataron en la última jugada, nos dejaron cara de tonto y ahora hemos pasado a hablar del 12 de 12 puntos al solo 1 de 6.
No es momento de caer en dramatismos. Ha sido una torrija que nos ha hecho perder dos puntos. No voy ahora a hablar de las cosas que nos han pasado a lo largo de la historia por uno o dos puntos en la clasificación final porque nos echaríamos a llorar, pero ojalá que no tengamos que acordarnos de la torrija de este viernes al final de la temporada. Que nos sirva de lección y a seguir con la misma actitud que ha habido hasta ahora. Una de las claves del éxito va a ser hacer un fortín de Riazor. Y este año, con más de 20000 personas animando en cada partido de casa lo tenemos más fácil.
Lo dicho, no caigamos en el desánimo por dos resultados malos. Pero por favor, no más torrijas, que nos habíamos empezado a ilusionar