Manuel Sánchez García, Manu Sánchez en el mundo del fútbol, Manu para los más cercanos y Sánchez para Pablo Pereiro se despidió públicamente. De una forma entre sorprendente e incomprensible, el club que preside Antonio Couceiro tomó la decisión de prescindir de sus servicios después de que confeccionase la plantilla de la próxima temporada prácticamente al completo. Con lágrimas, pausas emocionantes y mucho sentimiento, el entrenador del Depor femenino que ha hecho historia se despidió.
“Tenía seis años cuando mi hermana Belén, que en paz descanse, me llevó por primera vez a Riazor. Me acuerdo como si fuera hoy porque fue el día en que caló en mí el deportivismo. Desde entonces soplé todas las velas de mis cumpleaños queriendo ser futbolista del Depor. En realidad, yo no quería ser futbolista, quería jugar en el Deportivo. Ese sueño no se pudo cumplir, pero el destino me deparó otra sorpresa que fue la que me trajo hasta aquí y la que me llenó”, empezó explicando Manu Sánchez en la rueda de prensa.
El ya exentrenador del Depor explica que “tras las navidades de 2015, el acuerdo del Deportivo con el Orzán hace que se inicie el proyecto de fútbol femenino del club. Juan Eiras y Tino Fernández firman el convenio y Albert Gil y Pablo Pereiro, los encargados de dar forma al proyecto, me comunican que quieren que sea yo el que lo encabece. Mi primera reacción fue decirles que si solo querían un equipo femenino con el escudo del Deportivo tendrían a su disposición a muchos otros técnicos o técnicas que podrían llevarlo a cabo. Yo solo aceptaría si era cierto que haríamos algo de verdad. Empiezo a conocer a Pablo Pereiro y me dice: Sánchez, como él me llama, esto lo hacemos para ir a por todas. Y así arrancamos”, apunta.
“Para la primera temporada (2016/17) planteo reunir un equipo de jugadoras muy jóvenes que estaban dispersas en diferentes equipos de Galicia. Albert y Pablo se sorprenden, entienden que a lo mejor no es el camino, pero respetan mi decisión y van con ella a muerte. Teresa, Lía, María Corral, Carmela, María Ameneiros, Malena... Un sinfín de jugadoras gallegas que rondaban los 16 años desembarcaron en el Depor con una ilusión tremenda, en parte gracias a sus familias, que confiaron en Pablo, en mí y en el club. De aquella primera campaña recuerdo especialmente el primer Teresa Herrera contra el Villarreal en Riazor. Conseguir aquel ‘minitítulo’ y ver las caras de aquellas niñas me hacía pensar que estábamos en el camino correcto. También debo destacar que aquel año se firmaron los dos primeros contratos profesionales en la historia del fútbol femenino gallego, todo un hito: el de Teresa y el de Raquel Béjar. El objetivo no solo era sacar adelante el proyecto del Deportivo femenino, también teníamos la responsabilidad de encabezar la apuesta del fútbol femenino gallego. El Oviedo ganó la liga en aquella campaña; nos condenaron tres derrotas”, recuerda.
“En la segunda (2017/18), con total libertad para trabajar por parte del Consejo de Administración y más centrados Pablo y yo porque Albert tenía otro tipo de competencias más altas en el club, quisimos reforzar la plantilla pero manteniendo la idea. Teníamos una filosofía clara: el Deportivo debía ser el buque insignia del fútbol femenino gallego y, por aquel entonces, las mejores jugadoras de la comunidad tenían entre 16 y 18 años. Debíamos rodear todo ese talento emergente de otro tipo de futbolistas que nos dieran más competitividad. Llegaron piezas muy importantes y emblemáticas en la historia de este proyecto como Peke, Iris, Sara... Deportivamente nos salió muy bien porque batimos el récord histórico de goles en una temporada en esa categoría pero perdimos la posibilidad de jugar por el ascenso por tan solo un gol de diferencia en aquel fatídico día en Arteixo en el que el Oviedo nos superó con claridad. Perdimos un solo partido en toda la liga y hubo gente que la calificó de fracaso. A mi modo de entender, seguir con esa filosofía no lo fue. Internamente nos habíamos puesto un plazo para llegar a Primera División –uno, dos o tres años– y estábamos en el camino. Otra persona importante de este proyecto, Pablo García, ante las lágrimas de todas las chicas que habían sufrido la derrota contra el Oviedo me dijo: no existe una pastilla para la experiencia, es un trago que hay que pasar. El futuro deparó que tenía razón”, destaca Manu.
En la tercera (2018/19), dimos una vuelta de tuerca más al proyecto y ya no buscamos reforzar la plantilla con más experiencia sino con algo diferente. Nos dimos cuenta de que nos faltaba algo más que lo que rueda en el campo. Las contrataciones de Maya Yamamoto y de Alba Merino, sobre todo la de esta última, fueron claves. Aportaron algo impagable a nivel de vestuario y de crecimiento a las jóvenes que teníamos en el equipo. Veníamos de disfrutar en verano con los éxitos de Malena, Nuria y Teresa con la Selección Española y todo parecía idílico. En pretemporada empezamos con uno de los momentos más increíbles que he vivido en el Deportivo: el partido ante el Benfica en el Estádio da Luz ante 10.000 espectadores. Recuerdo que aquel día Teresa dejó escrito en la pizarra del vestuario: este año sí, joder. Vamos a por todas. Finalmente se consiguió. Hicimos una temporada prácticamente perfecta. Batimos todos los registros, profesionalizamos todas las áreas, dimos una vuelta a nuestra manera de trabajar y a todo lo que podíamos entender que nos daría un plus para conseguir el ascenso. Lo logramos, finalmente, en Canarias. Y como dijo Iris: lo que ocurre en Canarias, se queda en Canarias. Disfrutamos de aquel momento y, humildemente, creo que hicimos historia para este club y para el fútbol femenino gallego”, rubrica el técnico coruñés.
Manu desvela una parte de la manera de trabajar del Deportivo de las últimas temporadas contando una anécdota que sucedió horas después de confirmar el ascenso a Primera Iberdrola. “Desde dentro, tanto Pablo como yo teníamos claro que los medios de los que disponíamos siempre eran limitados a nivel económico. Es una realidad que vive el Deportivo y que nos afectaba a nosotros. El trabajo tenía que ser continuo. El 19 de mayo, en Canarias, tras conseguir el ascenso, Pablo ya estaba tratando de cerrar el fichaje de María Méndez. No paramos de trabajar en ningún momento. También me gusta recordar aquel año como el de la Liga Genuine. Es uno de los proyectos, tanto social como deportivo, más bonitos que he visto en mi vida. He tenido la suerte y el privilegio de poder vivirlo desde dentro con ellos y aconsejo a todo el deportivismo que se acerque a ver alguno de sus partidos porque es algo fuera de lo normal”.
Y por fin llegó el momento de disfrutar de lo máximo a nivel español en cuanto a fútbol femenino. “Arrancamos la temporada 2019/20 en Primera con toda la ilusión. Dije que teníamos el presupuesto más bajo de la categoría y era cierto. Pero teníamos el presupuesto más alto en ilusión. Era algo que se contagiaba y lo veíamos en todos los compañeros y compañeras del club. Apostamos por jugadoras jóvenes y con hambre como María, Misa y Athenea para darle un poco más de empaque al equipo. Debo reconocer que tenía mucha incertidumbre de si podríamos hacer lo que habíamos hecho hasta aquel entonces: el juego alegre y ofensivo que tanto gustó a la gente y que consiguió llenar Abegondo. Tenía mis dudas pero me atreví y tuve la suerte de contar con un vestuario que iba a muerte con lo que yo decía y con lo que yo pensaba. Creían en mi idea y además se divertían. Hasta la séptima jornada colideramos la Primera División junto al Barcelona, pero Pablo y yo decidimos pararnos por un momento y darle una vuelta a lo que estábamos haciendo. Estábamos consiguiendo algo increíble, pero sabíamos que se nos podía ir de las manos. En noviembre redactamos un informe detallado de la situación deportiva y económica del proyecto y se lo entregamos al club y al principal patrocinador advirtiendo que, si no se movía ficha, todo se podría derrumbar. Pablo tenía razón y, a la postre, el proyecto se derrumbó porque no se hizo lo que se tenía que hacer para evitarlo. La pandemia nos cortó la ilusión y nos tuvimos que quedar con la sensación agridulce de quedarnos en un cuarto puesto histórico, con los éxitos de diferentes jugadoras con la Selección y con el crecimiento de muchas de ellas que estaban en el ostracismo... Estamos muy orgullosos de todo lo que hicimos esa temporada pero fue muy complicada porque en enero empezamos a detectar que seríamos incapaces de retener el talento que teníamos, el talento que habíamos fabricado”.
La quinta y última fue la 2020/21. “Empezó con altibajos por efectos de la pandemia, por la pérdida de talento pero se elevó el presupuesto del equipo aún siendo uno de los tres más bajos de la categoría. Se incrementa por una sencilla razón: era la única forma que teníamos de retener a las futbolistas que finalmente decidieron quedarse con nosotros. Gran parte de ese presupuesto se destinó a mejorar los contratos de jugadoras como Iris, Gaby, Athenea o Peke. Y no porque ellas pidiesen más dinero sino porque era el nivel económico en el que se movía el fútbol femenino en este curso. Cometimos muchos errores a nivel de planificación y de organización de la plantilla y, como entrenador, estoy convencido de que soy el principal responsable de no sacar el jugo necesario a las futbolistas. Con los pocos medios que teníamos, el equipo inició la liga de forma desastrosa y llegamos a la jornada 8 con cero puntos. El día después del 1-8 contra el Atlético en Riazor me reuní con el Director General en la Plaza de Pontevedra y le hice ver que, si alguien pensaba que yo era el problema, me echaría a un lado. Teníamos una plantilla escasa –15 jugadoras de campo–, con muchos problemas, con futbolistas que se dejaron el alma arriesgando su salud por defender este escudo como pudieron. Tengo que agradecer a David Villasuso la confianza. Su frase fue: ¿cómo te puedo ayudar? Lo que necesitábamos era efectivos y casi no importaba qué tipo de efectivos. Con 15 futbolistas era muy difícil sacar adelante entrenamientos y partidos. Acordamos que íbamos a reforzar el equipo en el mercado de invierno. Curiosamente, después de esa reunión dio la sensación de que el equipo revivía con las victorias en Eibar y ante el Logroño, pero en diciembre no apareció ningún fichaje. Estaba todo prácticamente atado para que dos jugadoras de muy alto nivel vinieran a echarnos una mano pero, en el último momento, le tumbaron las operaciones a Pablo Pereiro y tuvimos que tirar para adelante con lo que ya había. Me siento muy orgulloso de que el equipo haya llegado hasta la última jornada de liga con vida y peleando y también del vestuario que he tenido. Sé que ha habido momentos difíciles en los que ellas han dudado de mí y hemos tenido los problemas típicos de estas situaciones del fútbol, pero se han dejado el alma, las lágrimas y la sangre. Fuimos el último equipo en bajar en la primera temporada con cuatro descensos con presupuestos muy superiores que también descendieron con nosotros”.
Manu Sánchez comenta que “antes de terminar la temporada, tras el partido contra el Betis, Pablo activa el ‘plan B’ que teníamos pensado por si no conseguíamos la permanencia. Después de consumar el descenso en Sevilla, Pablo se pone a trabajar y, nada más finalizar la liga, nos encerramos en Plaza de Pontevedra hasta altas horas de la noche todos los días peleando para crear un equipo competitivo y regresar cuanto antes. Estamos muy orgullosos de la plantilla que hemos configurado. Es un equipo en la línea de lo que nosotros creemos que tiene que ser el Deportivo: jugadoras muy jóvenes, con hambre, que van a enamorar en Abegondo y que vienen muy ilusionadas para disfrutar de las instalaciones y de la grandísima afición que es todo un ejemplo en España. Por los tiempos y las formas nos quedamos sin una última futbolista, que sería la guinda del pastel. Cuando vio esta situación decidió no venir y la tendremos enfrente en uno de los máximos rivales por el ascenso”.
Manu no quiso irse sin recordar a las personas más importantes con las que se ha cruzado en el Depor. “Me gustaría agradecer, en primer lugar y por merecimientos, a Tino Fernández y a todo su Consejo de Administración porque fueron los que apostaron por el fútbol femenino en el Deportivo. Es una deuda que tendrá eternamente el fútbol femenino gallego con Tino. Quiero agradecer a Paco Zas su cercanía y su actuación, que coincidió con la huelga de futbolistas de Primera División, portándose como un auténtico señor. Me gustaría destacar, del Consejo de Paco Zas, a Alberto Méndez, que fue una de esas personas que pensaba que esto era un poco de aquella manera pero vio la realidad desde dentro, acabó enamorándose del equipo y siempre nos ha apoyado. Quiero agradecer a Toño Armenteros, aunque solo estuviese dos o tres semanas como presidente, pero tuvo el detalle de venir a ver al equipo, de ser cercano conmigo y de estar ahí. Quiero agradecer a Fernando Vidal que, al igual que Paco, durante la huelga, cuando las cosas iban muy mal, se portó como un auténtico caballero conmigo y respetó siempre el trabajo que estábamos haciendo tanto Pablo como yo. También le agradezco a Antonio, que tiene una papeleta complicada en el Deportivo; nos dijimos lo que pensábamos el uno al otro y esa es la forma de actuar con correcta sintonía. Quiero agradecer a todos los compañeros del club, y empiezo por Susi, que está detrás de la cámara y nunca la veis, continúo con Rafa, del que siempre escucháis el “¿vale?”. No puedo nombrar a todo el mundo pero sí a todos los departamentos: comunicación, área social, marketing, jardineros, mantenimiento, utilleros, contabilidad, el resto de entrenadores… Quiero agradecer a todos mis compañeros de cuerpo técnico que he tenido todos estos años incluidos el primer equipo, el filial y los nuevos compañeros que ahora tenemos con el nuevo convenio de filialidad con el Orzán. Personas que no han podido seguir con nosotros como Alba y Álex Bello. Un montón de gente que siempre ha estado arrimando el hombro. Han venido de mi mano sin preguntar cuánto iban a trabajar ni cuánto iban a cobrar. Puedo presumir de tener un cuerpo técnico de primer nivel, de Primera División. Gracias a todas las futbolistas que he entrenado, a mis chicas. Manu Sánchez es lo que es hoy como entrenador gracias a ellas. Gracias infinitas a la afición. Tengo momentos grabados en la retina que no voy a olvidar en mi vida. Y, por último, gracias Pablo. Ha sido compañero, amigo e incluso padre en muchos momentos. Le deseo lo mejor a la gente que coja ahora este equipo. Deseo que lo cojan con cariño porque esto es el Depor, ni mejor ni peor que otro club pero es diferente. Ojalá tengan la oportunidad de vivir lo que yo he vivido aquí. Ánimo a todas las jugadoras que hemos incorporado para esta temporada. Creo ciegamente en ellas. Si lo veo conveniente y puedo, estaré aquí animando”, culmina Manu Sánchez.