Nunca está de más celebrar un éxito, por supuesto, pero en estos tiempos en que vivimos los deportivistas con una temporada más decepcionante que la anterior, el campeonato ganado por el juvenil del RC Deportivo nos ha sabido a gloria. Y más aún por la forma en que éste se ha producido. Si ya era todo un éxito el haber quedado primero de su grupo, más lo fue aún el ir superando las rondas finales, primero ganando a la UD Las Palmas, luego a todo un Real Madrid en semifinales y, por fin, tras haber hecho ya una proeza ganando a los blancos, derrotando claramente a todo un FC Barcelona en la final. Éxito total, absoluto e irrepetible. La Fábrica y la Masía a los pies de la factoría de Abegondo. Como para no estar orgulloso.

Y tampoco me olvido de otro pequeño gran momento que ha tenido el equipo juvenil este año. Mientras el primer equipo caía en Riazor ante el filial del eterno rival en uno de los días más bochornosos para el RC Deportivo, ellos, los juveniles, ganaban a su homónimo vigués unas semanas antes. Un rayo de luz en una campaña decepcionante de los mayores.

Y una vez asimilado el éxito viene el siguiente paso. Todos nos preguntamos qué va a ser a partir de ahora de estos chicos que nos han llevado a lo más alto. A todos nos gustaría que siguiesen cumpliendo años en el Deportivo, pero a nadie se le escapa que muchos de ellos recibirán las llamadas de otros clubes, de representantes, oirán cantos de sirena y casi todos necesitarán tener la cabeza muy bien amueblada y estar muy bien aconsejados para tomar la decisión correcta. Hace unos días estuve repasando las alineaciones de las finales de la primera década de este siglo y pude comprobar que muchos de los jugadores que habían ganado esos campeonatos luego cayeron en el más absoluto olvido. Había jugadores que luego jugaron en la élite, por supuesto, pero eran los menos. Que en la misma plantilla donde estaba Iniesta también estaban otros que vaya usted a saber qué fue de ellos.

Hoy tenemos una plantilla de campeones. Pronto todos ellos dejarán de tener edad juvenil y seguirán jugando en otras categorías. El éxito de esta temporada es el fruto de muchos años de trabajo y sería una pena que no continuase. Hace pocos días, una vez conocida la noticia de que Juan Carlos Valerón no continuaría en el Fabril, nos enteramos de que Óscar Gilsanz será el que se haga cargo del filial coruñés. Por supuesto, siempre serán los resultados los que dicten sentencia, pero a mí me parece una gran elección. Que el Fabril sea entrenado por el técnico que viene de dirigir al juvenil hará que estos chicos pronto puedan engrosar sus filas y –quien sabe- igual hasta puede que en un futuro no muy lejano tengamos a unos cuantos de ellos compitiendo en el primer equipo. Lo de siempre, que la ilusión no nos la quiten.

Y nada, que estos chicos ya pueden cantar con orgullo aquello de “Barça! Madrid! Ya estamos aquí!” Culés y merengues ya se han dado cuenta de ello.