El Sevilla y el Alavés cierran la temporada, sin nada en juego, aunque en el caso de los sevillistas intentarán poner un broche brillante a un buen año para conseguir el récord de puntos de la entidad enPrimera.
En el caso del Alavés, resurgido de la mano de un técnico, Javi Calleja, que ya ha anunciado que seguirá la próxima campaña, encara su visita a un Ramón Sánchez-Pizjuán que históricamente se le ha dado falta con la tranquilidad de la permanencia, un año más, en Primera División garantizada.
A los sevillistas, tras un año muy exigente que comenzó con la Supercopa de Europa perdida ante el Bayern de Múnich, les queda un regusto agridulce de una sobresaliente temporada en la que fueron apeados sobre la campana de la final de Copa por un gol ‘in extremis’ del Barcelona, pero en la que llegaron a ser firmes aspirantes al título hasta que ese sueño se desvaneció en las últimas cuatro jornadas.
El equipo del barrio de Nervión, que ha demostrado que camina por la senda del crecimiento, vio cómo ese sueño se evaporaba tras perder en casa contra el Athletic Club (0-1) y, aunque luego empató en el campo del Real Madrid (2-2) y ganó al Valencia (1-0), sufrió hace una semana un varapalo con la goleada encajada en Villarreal (4-0) en un partido raro y en el que sucumbió en el segundo tiempo. Aún así, el Sevilla, como reza su lema, ‘nunca se rinde’ y quiere despedir un curso brillante, a falta de citas más determinantes o finales, de la mejor manera posible.
Objetivos cumplidos
Mientras, el Deportivo Alavés llega al Sánchez-Pizjuán con los deberes hechos y los objetivos del curso cumplidos, aunque con ganas de cerrar con una victoria de enjundia la campaña.
Con la salvación en el bolsillo, el técnico madrileño del cuadro babazorro podría dar la alternativa a los menos habituales en este partido.