Las autoridades sanitarias sometieron en la tarde de ayer a toda la plantilla del Racing y a su cuerpo técnico a un cribado dirigido, además de paralizar su actividad desde el mediodía, después de que cuatro jugadores diesen positivo en coronavirus el pasado lunes.
En esa jornada, y tras un par de días de descanso, la entidad realizó a todos sus jugadores un test rutinario antes de regresar a la actividad. Una prueba que detectó que Fernando Pumar, Pep Caballé, Javi Rey y Bruno Rivada sufrían Covid-19. Inmediatamente, los jugadores, asintomáticos, quedaron aislados en sus domicilios. Sin embargo, y en base a los protocolos de la Real Federación Española de Fútbol, como el lunes no coincidieron con el resto del grupo y no tenían contacto con sus compañeros desde el viernes anterior, la plantilla prosiguió su habitual ritmo de trabajo.
De hecho, el equipo entrenó ayer mismo en el campo de A Gándara preparando el importante partido que el domingo lo tendría que medir en O Vao al Coruxo. Puesto que no se daban las circunstancias para ello, el Racing tampoco solicitó el aplazamiento de la contienda. Sin embargo, cabía la posibilidad de que las autoridades sanitarias tomasen cartas en el asunto una vez rastreados los contactos directos de los cuatro futbolistas afectados y así sucedió finalmente.
Ayer al mediodía, el Sergas ordenó al Racing el cese de la actividad y citó a toda la plantilla y al cuerpo técnico para que se sometiesen a lo largo de la tarde a test PCR con el fin de descartar algún otro contagio.
En el club están a la espera de saber si se trata solo de una cuarentena cautelar que el Sergas levantará si las pruebas resultan favorables, o bien si se han activado los protocolos que se le aplican a los contactos directos. Un extremo este último que rebate totalmente el director deportivo de la entidad, Carlos Mouriz, al defender que “el club ha seguido todos los protocolos. Los jugadores no han estado en ningún caso en contacto con sus compañeros y el resto de la plantilla han pasado test el lunes y martes y todos han dado negativo”.
Habrá que esperar a conocer los resultados para saber si, incluso siendo el cribado negativo, los jugadores deberían estar diez días en cuarentena, que se empezarían a contar desde su último contacto directo con sus compañeros –faltaría saber si las autoridades sanitarias consideran que fue el viernes 26 o el lunes 1–, y se prolongaría hasta el próximo miércoles. O si, por el contrario, algún miembro del grupo da positivo, caso en el que el contador de esos diez días arrancaría ayer, cuando se produjo la última sesión de trabajo del equipo, por lo que el regreso se retrasaría hasta el sábado 13.
De que el Sergas levante o no este confinamiento dependerá que se pueda disputar el partido del domingo en O Vao frente al Coruxo. “Nosotros queremos jugar ese partido”, insiste Mouriz que se aferra a la esperanza de que las autoridades sanitarias tengan en consideración esa ausencia de contacto desde el pasado viernes. Porque, de lo contrario, podría incluso peligrar el choque del 14 en A Malata ante el Guijuelo
Una muy mala noticia para el Racing en un momento decisivo, pues apenas hay fechas disponibles para recuperar estos partidos aplazados. La primera fase del campeonato termina el día 21 de marzo, en jornada unificada, y ese día todos los equipos tienen que tener su calendario completado.
¿Qué pasaría si el Racing no puede llegar a disputar esos encuentros? Según las bases de competición se le aplicaría un coeficiente en función del número de partidos disputados y los puntos conseguidos en ellos. Actualmente, con 23 puntos en 15 partidos, ese coeficiente es de 1,53 puntos, lo que quiere decir que el Racing recibiría esa cifra de puntos en cada partido que no pudiese disputar. Una cifra que podría variar mínimamente en función del resultado ante el Unionistas, pero que sería a todas luces un botín insuficiente a lo que el Racing aspira.
Ahora bien, también existe un precedente de esta misma semana, según el cual la RFEF aplazó la última jornada de la primera fase de la División de Honor Juvenil –que se rige por el mismo reglamento que la Segunda División B– con el fin de dar tiempo a que se disputen antes todos los partidos pendientes.