Preocupadas por su presente, pero sobre todo por el día después, las futbolistas de Primera anunciaron su decisión de convocar una huelga como “medida drástica” para intentar quebrar el estado de paralización que envuelve la negociación del convenio colectivo.
Hasta la fecha y después de 13 meses de reuniones entre los clubes y los sindicatos, el fútbol femenino español carece de un documento que regularice la situación de las jugadoras de los 16 equipos de la máxima categoría. Eso ha permitido que jugadoras con más de 25 años de trayectoria solo hayan cotizado dos.
Es por eso que, en un momento en el que la disciplina empieza a generar sus propios ingresos –a través de patrocinio, derechos audiovisuales y de imagen–, las jugadoras entienden que es el momento de redactar un primer convenio colectivo que sea el punto de partida para el futuro.
La duración de la jornada, el salario mínimo o la cobertura en caso de maternidad o incapacidad son temas que no están regulados y que suponen algunas de las reivindicaciones de las futbolistas, decididas a conseguir este “convenio de la igualdad”.
“Ser mujer y futbolista, no puede seguir siendo una cuestión de heroicidad”, subrayó el presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles, David Aganzo. Su sindicato, el mayoritario –participan también en la negociación con la patronal Futbolistas ON y UGT–, planteó algunas líneas rojas.
La duración de la jornada laboral, principal escollo de la negociación, la vigencia del futuro convenio, las diferencias en las cantidades del salario mínimo y la revisión del sueldo, el plus de antigüedad, protocolos contra el acoso y del embarazo, la maternidad y lactancia, un complemento de incapacidad temporal, el periodo vacacional y la cobertura de seguros son innegociables.