Desde su entrada en la treintena, el pasado 30 de septiembre, hay una pregunta que cruza la mente de Joel González. “¿Qué voy a hacer con mi vida?”, se repite a menudo.
Esa empieza a ser la principal inquietud de este muchacho de Figueras que va camino de tener un currículum académico brillante tras haber alcanzado el cénit como taekwondista. Tanto presume de su oro y de su bronce olímpico, como de su condición de doctorado. Al menos un año más da de margen a su carrera deportiva. Confía en disputar el preolímpico en el primer semestre de 2020 y cerrar ahí la clasificación para los Juegos de Tokio.
Podría haberse quedado con su exitosa vertiente deportiva. ¿Por qué decide exprimir también la académica?
Siempre es una cosa que he tenido presente. Tenemos que formarnos porque el deporte, lamentablemente, no dura toda la vida. Tenemos que tener algo detrás para cuando salgamos de esta etapa deportiva. En diciembre del año que viene tengo que presentar el doctorado sobre apuestas y amaños de partidos. La vertiente académica me encanta.
¿Se está preparando para decir adiós al taekwondo?
Tengo 30 años. Sé que es complicado mantenerme en un primer nivel. En el taekwondo si no estás en el top-10 es muy complicado poder vivir y luchar por seguir ahí arriba del todo. Mi ilusión es terminar en Tokio, luchar por otra medalla olímpica y poner el broche final a mi carrera deportiva.
Siempre he sido una persona bastante previsora, bastante estratega
¿Cómo conviven el Joel deportista y el Joel estudiante?
Antes la convivencia era muy divertida. El tiempo no es que me sobrara; pero, ahora que se va terminando una etapa y va comenzando otra, te planteas más cosas. Te planteas hacia dónde quieres que vaya encauzada tu vida y a qué quieres destinar todos los recursos. A día de hoy, aún estoy motivado cien por cien por el taekwondo. Sé que aún tengo una posibilidad para estar en Tokio, pero sin querer la cabeza empieza a rodar. ¿Qué pasará después de Tokio? ¿Qué voy a hacer con mi vida?
¿Siempre ha tenido esa inquietud?
Sí, siempre he sido una persona bastante previsora, bastante estratega. No me gusta dejar las cosas al azar. Yo tomo decisiones muchas veces en el último momento, aunque esa decisión ya viene preparada de antes. Me gusta tener más o menos encauzada mi vida. No creo en la suerte.
¿Cómo ve la vida un estratega?
¡Con muchos dolores de cabeza! En todo en la vida he sido así. Cuando me he enfrentado a un problema, muchas veces, casi sin querer, he empezado a buscar la solución antes de ponerme con el problema. En el deporte, lo mismo. He sido capaz de ir cambiando durante un combate cuando una cosa no sucede. No me arraigo a nada. Siempre intento evolucionar. Con la vida intento hacer lo mismo, intento ver todas las vertientes que tengo posibles, escoger la que me llame la atención, elegir la que me hace más feliz para trabajar de ello en un futuro y luchar para que sea posible.
He conseguido algo que jamás hubiese pensado, que es llegar a la excelencia
¿Qué le haría feliz?
Dedicarme a un trabajo en el que las horas no pasen. Y, al revés, que vuelen. Muchas veces me han preguntado qué he perdido por dedicar tanto tiempo al deporte y hasta ahora he dicho que no he perdido nada. He podido hacer lo que he querido, he disfrutado y encima he llegado al éxito deportivo. Sin querer, cuando te vas haciendo mayor te das cuenta de que es verdad, que no has hecho muchas cosas que a lo mejor otros con 16, 17 o 18 años han estado haciendo. Pero nada me llenaba más que intentar llegar a la meta que intentaba conseguir.
Ahora se aproxima su retirada. ¿Qué siente cuando echa la vista atrás?
He conseguido algo que jamás hubiese pensado, que es llegar a la excelencia deportiva. A través de ello me he dado cuenta de que en esta vida no hay barreras si tú al final te formas, si luchas por ello y das todo. ¿Por qué no vas a conseguir el reto que te propongas? Por eso a día de hoy aún estoy luchando por ello. Mucha gente me dice que ya he conseguido dos medallas olímpicas, que he tenido una etapa de lesiones muy duras y que por qué no me tranquilizo y acabo con esto. Yo hago lo que me hace feliz. El broche final sería estar en unos Juegos Olímpicos y yo voy a luchar por eso. No me quiero reprochar a mí mismo las decisiones que no he tomado.
En esos peores tiempos, de lesiones, ¿pensó en tirar la toalla?
No. Ante un problema, mi cabeza se va por otro lado. Aproveché cuando me operaron de la rodilla para trabajar en LaLiga. Estuve en Austria trabajando. Hace dos años aproveché para trabajar en la UEFA aprovechando una mala etapa deportiva. Al final, siempre intento recuperarme de los malos momentos con otros buenos momentos.
Le toca gestionar durante estas semanas un momento de incertidumbre. No sabrá si va a tener la oportunidad de luchar por una plaza en el preolímpico hasta que se cierre el ránking mundial.
Es una de las pocas veces que las cosas no dependen de mí. Sí que se escapa un poco el nerviosismo. Quieras o no, aunque no le quieras dar tanta importancia o hacer ver que no te preocupa tanto, sí que te preocupa. Tendría que haber visto las dos últimas competiciones de taekwondo y no las he visto. Simplemente, por la ansiedad de saber qué está pasando. Prefiero esperar a que termine, ver los resultados y después hacer mis cálculos.