A Nahikari García nunca le ha importado “ser la más menudita”. Por una cuestión de estatura, de hecho, su madre puede rescatar “una anécdota muy graciosa. Fuimos a verla a Suecia, a la Gothia Cup. Ella era muy pequeña y las suecas, encima, son enormes. Le sacaban más de una cabeza. Cuando salió al campo, se reían. Pero empezó a jugar, a marcar goles y luego todas querían sacarse una foto con ella”, recordó Luz.
La delantera txuri urdin sigue siendo la más menuda en la selección española absoluta. Cuenta 1,60 metros de pura velocidad, que su ‘amatxo’ se atribuye por genética. “Eso dice ella. ¡Yo no la he visto correr tan rápido!”, bromeó Nahikari García en un encuentro con EFE en la zona mixta del Stade Océane de Le Havre.
Es uno de los pocos momentos en los que la guipuzcoana se concede un respiro. Habla de manera pausada. Solo ahí. Cuando enfila el césped, en un entrenamiento o en un partido, se desenvuelve a toda mecha entre central y central.
Su verticalidad ofrece más juego al ataque de La Roja. Su presencia libera a Jenni Hermoso aunque, al mismo tiempo, el peso de la titularidad traslada a la guipuzcoana la responsabilidad de golear. Solo lo ha hecho en una ocasión con la selección absoluta, en su estreno ante Finlandia (5-1) en el verano de 2018. En los siguientes once partidos no encontró portería.
“Creo que puedo aportar mucho más que goles”, conviene Nahikari García. “Por supuesto, me gustaría meter para ayudar al equipo, pero tengo que aceptar que una delantera tiene que tener otros roles. Me siento cómoda en eso también y me da igual, ¡como si lo tiene que meter Paños! Lo importante es que metamos goles, da igual quien sea, y que trabajemos bien para el equipo (...). El esfuerzo de todas es para generar las ocasiones y para meter goles”, resumió.
En los 174 minutos que dispuso hasta el momento en el Mundial de Francia contabiliza siete intentos y tres disparos a puerta. Se le resiste -como al equipo los últimos 181 minutos- el acierto.
Del ‘ping-pong’ al fútbol
El destino futbolístico de Nahikari García era impredecible para sus padres cuando la vieron proclamarse campeona de Guipúzcoa de ‘ping-pong’. “La verdad es que se le daban bien todos los deportes de pelota”, contó Luz Pérez, la madre de una de las jóvenes más talentosas del fútbol español. El empeño de su hija por el ‘deporte rey’ le obligó a aprenderse las reglas más comunes del fútbol –”antes ni siquiera sabía lo que era un fuera de juego”, aseguró– y a recorrer el mundo siguiendo a su pequeña. Endika, el mayor, es también futbolero, aunque es Nahikari quien alcanzó la elite.