Pape Massokhna Gaye (Dakar, Senegal, 1997) lleva poco más de tres años en Galicia y no para de dar pasos hacia delante. Su crecimiento es futbolístico, como muestran los ocho goles que lleva en apenas cuatro jornadas de Preferente, pero también personal. Aunque el idioma le supone una dificultad, se va soltando.
Dos elementos han marcado su vida. El agua y la pelota. Un balón que siempre ha utilizado para perforar las porterías contrarias. Y un mar que era su medio de vida en Yoff, el pequeño pueblo de la capital donde nació y vivía hasta que un día, con la idea de prosperar, decidió emigrar. “Yo no vine en avión eh, vine en patera”, cuenta con la liberación del que habla de un mal trago ya superado. Y así, en un cayuco, surcó con otros compatriotas el Atlántico hasta llegar a Tenerife. De ahí a Cádiz y, viaje en autobús mediante, pisó Galicia para quedarse.
Aquí entra en juego el fútbol. Su primera parada fue agridulce, un Laracha que le acogió con los brazos abiertos y con el que ganó la Copa de A Coruña en Riazor, pero que debido a su mala situación económica no podía afrontar los pagos. Le tocaba seguir buscando su sitio. Y tras un breve paso por el Riotorto lucense regresó a A Coruña para fichar por el Montañeros, donde ha encontrado la estabilidad.
Si el curso pasado hizo 25 goles en 32 partidos (de liga y copa), quedando en la segunda posición del pichichi tras Fito Periale, este curso va lanzado hacia ese galardón, con una media de dos tantos por encuentro.
Entre los ocho que ha marcado este mes de septiembre se queda con “el primero contra el Sigüeiro, tras un pase de Cano” y “una vaselina ante el San Tirso”, partido en el que logró un 'póker' de goles.
Es la punta de lanza de un Montañeros líder y máximo candidato a alcanzar el ascenso a Tercera Federación, su objetivo, porque quiere “jugar cuanto más arriba mejor”.
Se muestra encantado con los compañeros. “Cada vez más” al ir rompiendo la barrera de un castellano que ya entiende sin problema. “Escucho a los entrenadores. Jairo (Arias) me ayuda, habla conmigo, me dice lo que es bueno. También me ayuda a que me saquen menos tarjetas, a no chocar tanto”, añade.
En Senegal ya jugaba al fútbol, en la Segunda División. ¿Tenía más nivel ese campeonato que la Preferente gallega? “Aquella liga era dura. Aquí el fútbol es mejor, más de toque. Allí si no tienes físico no juegas”, contesta Pape.
Como es lógico, echa de menos su tierra: “sí, claro, a mi madre, a mi padre...”. Pero encuentra motivos para ser positivo. “Llegué solo y ahora tengo una buena familia aquí, aunque no es de sangre”.
Poco a poco se adapta a A Coruña. “Cuando hace sol hay que aprovechar y disfrutar. En invierno llueve siempre y no quiero salir, ni siquiera a entrenar”, bromea Pape, de profesión goleador.