Ameijenda, el mito coruñés de San Lorenzo de Almagro
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Ameijenda, el mito coruñés de San Lorenzo de Almagro

Ameijenda, el mito coruñés de San Lorenzo de Almagro
García Ameijenda, en el centro de los jugadores agachados, capitaneando a un once de San Lorenzo de Almagro en los años 70 | AEC

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El fichaje de Iker Muniain por San Lorenzo de Almagro ha traído a la actualidad el exiguo listado de futbolistas españoles en el campeonato argentino y, por ende, los que defendieron la camiseta de uno de los más importantes clubes bonaerenses. Entre los diez azulgranas elegidos destacan un exdeportivista, Ángel Zubieta, junto a los legendarios Isidro Lángara y José Iraragorri. Posteriormente tuvieron fugaces participaciones Emilio Alonso, Fernando García, Ignacio Santamaría, Gonzalo Bozzoni y, más recientemente, Javier Artero. Por encima de todos, sin embargo, sobresale Antonio García Ameijenda.

 

La vida de Antonio García Ameijenda (10 de febrero de 1948) es, hasta cierto punto, la de miles de familias gallegas y españolas que se buscaron la vida al otro lado del Atlántico. En la parroquia de Rebordelo, ayuntamiento coruñés de Monfero, los García Ameijenda vivían en una casa de piedra sin baño. La crudeza de la Guerra Civil se cebó con ellos. Un tío de Antonio fue asesinado por esconder comida. La precariedad y el hambre les llevó a poner rumbo a Buenos Aires, donde su abuelo les esperaba desde 1938, cuando consiguió escapar del conflicto en un buque de guerra. Habían pasado solamente seis meses desde el nacimiento de Antonio.

 

La pasión por el fútbol pronto se apoderó de García Ameijenda, en el barrio porteño de San Telmo. Con solo 16 años, el Tano, como era apodado por la hinchada en oposición a su evidente origen, trabajaba con el primer equipo del Ciclón de Boedo. Debutó a los 19, de la mano de Tim, el técnico brasileño que comparaba el fútbol con una manta corta. Y jugó siete temporadas, entre 1967 y 1975, con un breve paréntesis en Francia, con el Red Star parisino, en 1973.

 

García Ameijenda triunfó en el conjunto azulgrana. Marcó 24 goles en 135 partidos. Y conquistó cuatro campeonatos argentinos: los metropolitanos de 1968 y 1972 y los nacionales de 1972 y 1974. Formó parte de un equipo que recitan de carrerilla todos los sanlorencistas. Un conjunto que se ganó el sobrenombre de Los Matadores al proclamarse campeón en 1968 sin perder: 16 victorias y 8 empates. Entre ellos figuraban dos jóvenes futbolistas que jugarían años más tarde en el Deportivo: Victorio Cocco y Juan Carlos Piris.

 

San Lorenzo participó en el Trofeo Teresa Herrera de 1970, el que entregó por primera vez la torre de Hércules de plata al ganador. El Ferencvaros se la llevó a Budapest, que se impuso por penaltis (4-2) el 26 de agosto de aquel año. Fue la única vez que García Ameijenda jugó en A Coruña. Poco antes, el Atlético de Madrid intentó ficharlo. Los rojiblancos no pudieron hacerlo porque la RFEF prohibía contratar a internacionales en cualquier categoría. Ameijenda había jugado con una selección juvenil.

 

Tras la apertura de fronteras de 1974, sí pudo venir a España. Encontró acomodo en el mejor Salamanca de la historia, en el que jugó tres temporadas (1975-1978) en Primera. Sumó 62 partidos, en los que anotó 7 goles. En la capital castellana coincidió con el exdeportivista Bustillo, el betanceiro Pita y con un dúo argentino que hizo historia en el Helmántico: el portero Jorge D’Alessandro (otro de Los Matadores) y el defensa Ricardo Rezza.

 

Otro de sus compañeros ‘matadores’, Héctor Bambino Veira, fue su pareja de baile en los banquillos. Codirigirieron a Boca Juniors, en 1997, donde empezaron a dar forma al conjunto xeneize que lo ganó todo de la mano de Carlitos Bianchi, con Óscar Córdoba, Martín Palermo, los mellizos Barros Schelotto, Ñol Solano o Chicho Serna. Pero lo mejor de su currículum es que allí tuvieron en sus manos a Maradona.

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