Jesús Herrada tiró de astucia y experiencia para lograr la segunda victoria española en la Vuelta 2022, en la séptima etapa, disputada entre Camargo (Cantabria) y Cistierna (León), de 190 kms, en la que retuvo el maillot rojo Remco Evenepoel.
En un final con intriga, Herrada, de 32 años, fue el más rápido entre los 5 corredores que se disputaron la gloria al sprint. Inició a cola de grupo la recta de meta, supo refugiarse del viento, agazapado, y saltó en el momento oportuno para ponerse en cabeza y levantar los brazos para celebrar su segundo triunfo en la Vuelta, dos días después de que Marc Soler rompiera en Bilbao una sequía española de 121 jornadas sin ganar en las grandes.
Herrada, que acabó sentado en el suelo llorando, pleno de emoción, firmó la hazaña con un tiempo de 4h 30:59, a una media de 42,1 kms/h, por delante de Samuele Battistella (excampeón mundial sub-23) y Fred Wright. El pelotón, con Sam Bennett al frente, cruzó la línea a 29 segundos.
Día de transición
Día de transición para los hombres principales de la general, reservados para las dos próximas etapas en Asturias, donde se han citado para la gran batalla en las alturas.
Jornada de media montaña que unía Cantabria y León a través del puerto más largo de la presente edición, San Glorio, de 22 kms de longitud, único aliciente orográfico después de la explosión de la víspera en Pico Jano. Un día para la fuga, que no tardó en formarse con seis hombres: Herrada, Wright, Battistella, Goldstein, Sweeny y Janssen.
La fuga fue creciendo hasta alcanzar una ventaja máxima de 5 minutos en las inmediaciones San Glorio, donde el Trek tensó el ritmo en cabeza con Kenny Elissonde y Juanpe López al frente. Los escaladores del equipo estadounidense trabajaron para hacer selección en favor de las opciones de victoria de etapa de Mads Pedersen. El campeón del mundo en 2019 anda loco por ganar en la Vuelta.
En la subida quedaron descolgados dos de los mejores sprinters, Ackerman y Merlier. Terreno casi expedito, pero la meta aún quedaba lejos, y el sexteto, que perdió a Goldstein, no iba a tirar la toalla. Herrada probó su proyecto en solitario coronando San Glorio en cabeza y bajando a bloque. El conquense lanzó su carta con valentía ya en la vertiente leonesa de la etapa, con 60 kms a meta de perfil llano y descendente. Para volar.
El grupo principal pasó la cima a 2:45, con el Trek de locomotora y el Quick-Step cuidando al líder. Herrada recibió la visita de sus compañeros de fuga, cada vez menos convencidos de que su sueño de llegar a Cistierna se pudiera hacer realidad. De repente, un parón en el pelotón reavivó las esperanzas.
Un frenazo inocuo para los hombres de la general, interesante para la fuga y nocivo para los aspirantes a llegar al sprint. Cinco contra el resto. Emoción garantizada. ¿La victoria estaba en la fuga o en el pelotón? Cuestión por resolver aún a 15 kms de meta.
Se animó Janssens desde lejos, se lanzó Wright con determinación y Herrada apareció desde atrás para saltar la banca. El triunfo de la astucia, de la veteranía, de rematar en el lugar y momento oportunos.
El bicampeón de España terminó derrotado por la satisfacción que da la victoria. “No hay palabras, he soltado toda la tensión, ganar cuesta mucho, es un sentimiento de emoción”, acertó a resumir.