El español Carlos Alcaraz se clasificó hoy para los cuartos de final del Abierto de EE.UU. tras someter en un duelo épico al croata Marin Cilic, con lo que mantiene en pie el sueño de lograr su primer Grand Slam y también el de salir de Nueva York como nuevo número uno del ránking mundial.
El español, en la cuarta posición de la ATP con solo 19 años, sufrió pero finalmente se impuso a Cilic por 6-4, 3-6, 6-4, 4-6 y 6-3 en un apasionante partido que duró 3 horas y 54 minutos y que acabó a las 2:23 horas de la madrugada.
Tras igualar los cuartos de final en el Abierto de EE.UU. que consiguió en 2021, un punto clave en su asombroso ascenso a la élite del tenis mundial, Alcaraz se medirá por el pase a las semifinales ante el italiano Jannik Sinner, número 13 del mundo y que venció al bielorruso Ilya Ivashka en cinco sets.
Con la eliminación de Rafael Nadal en octavos, Alcaraz tiene al alcance de la mano convertirse en el nuevo número uno de la ATP.
Para ello debería ganar la final si la jugara contra Casper Ruud (séptimo del mundo) o quedar subcampeón siempre que el noruego no se llevara el título.
Alcaraz sería en ese caso el más joven en la historia en ponerse al frente de la clasificación.
El murciano afrontó una muy exigente dura prueba ante Cilic, número 17 del mundo y campeón del Abierto de EE.UU. en 2014.
Alcaraz le había ganado este año en los Masters 1000 de Cincinnati y Miami, pero tuvo que apretar los dientes como no había hecho hasta ahora en Flushing Meadows para cantar victoria.
DOMINA ALCARAZ, CILIC RESPONDE
Empezó enchufado Cilic, que consiguió su primer "break" gracias a una doble falta de Alcaraz.
Ese susto temprano pareció espabilar a Alcaraz, que a continuación soltó varios latigazos de derecha para llevarse el "break" con un juego en blanco al resto (1-2).
Acostumbrado a dominar con la potencia de sus golpes, el joven se encontró en Cilic a un contrincante con derechas tan duras como las suyas.
Entonces empezó a hacer correr a su rival presumiendo de un amplio repertorio y de puntos espectaculares: derechas afiladas, dejadas sutiles y hasta un fantástico resto ganador con el que sumó otro "break" (3-2).
Alcaraz puso la directa para sellar el primer set en una manga en la que Cilic se estrelló con su primer saque (2 de 17).
Aun así, la anécdota del primer parcial fueron las faltas de pie que le pitaron a Cilic, que motivaron las protestas del croata y que llevaron a todos los espectadores a escrutar al milímetro si pisaba o no la línea durante sus saques.
El segundo set continuó de maravilla para Alcaraz con una rotura de servicio en el primer juego, pero Cilic respondió con otro "break" tras varios errores del español (1-1).
Ahí llegó el primer bache gordo de Alcaraz en todo el torneo.
Con problemas para asegurar su saque, Cilic se vino arriba y rompió el servicio de Alcaraz elevando la presión con su derecha y subiendo con arrojo a la red.
El gigantón (1,98 metros) mostró ahora sí una enorme confianza en su juego y una evidente mejoría con su servicio hasta llevarse el set, la primera manga que Alcaraz concedía en este Abierto de EE.UU.
RECUPERAR LA CHISPA
Alcaraz había perdido electricidad y empezó a recuperarla en el tercer parcial con una preciosa dejada a bote pronto.
Con las fuerzas igualadas, Alcaraz tiró de paciencia y capacidad de sufrimiento en busca de su momento.
Haciendo gala de una enorme resistencia atlética y una movilidad extraordinarias, Alcaraz se puso 0-40 y 5-4 a su favor después de que Cilic sacara por debajo -sin éxito- para penalizar la lejanísima posición al resto del español.
Alcaraz concretó uno de esos puntos de set y tomó la delantera del duelo.
Pero el partido no parecía decidido ni mucho menos.
Tras serias encerronas para ambos jugadores, que supieron salir vivos de varias amenazas de "break" en contra, el momento clave llegó cuando Cilic rompió el saque de Alcaraz para ponerse 4-5.
El croata conservó su servicio -no sin dificultad- y forzó el quinto set.
A esas alturas del partido, la cabeza era tan importante como las piernas.
Alcaraz perdió el servicio nada más empezar, pero reaccionó perfectamente con un impresionante golpe cruzado a la línea para empatar el marcador (1-1).
Se reactivó el español a partir de entonces -levantaba el puño, gritaba, tiraba de rabia- mientras que Cilic daba señales de cansancio.
Un juego en blanco al resto le dio el 3-1 a su favor y Alcaraz ya no miró atrás: aseguró su servicio, selló el punto definitivo con una bola que golpeó en la red y se quedó en el lado de su rival y se ganó así el derecho a continuar soñando en Nueva York.