El gallego Adrián Ben, único español en la final de 800 metros del Mundial de Budapest, concluyó cuarto, a solo ocho centésimas del bronce, y quedó a un paso del podio que lideró el canadiense Marco Arop, campeón.
“Sueño a lo grande. Mi idea es mejorar el sexto puesto de Doha y el quinto de los Juegos. Además he hecho marca personal y estoy en la final. ¿Qué más puedo pedir?”, dijo al clasificarse para la final el atleta gallego, pupilo de Arturo Martín.
Con esas premisas, Adrián Ben afrontó la final cargado de optimismo, ya sin la compañía de Saúl Ordóñez y Mohammed Attaoui, que cayeron en semifinales. Estar entre los ocho mejores del mundo fue el premio a su constancia, a su talento y, sobre todo, a su intenso trabajo y afán por mejorar, con concentraciones esta temporada en altura en sitios como Font Romeu y Potchefstroom (Sudáfrica).
El gallego, dos veces finalista en 800 en un Mundial, único español que lo ha conseguido junto con Tomás de Teresa, corrió por la calle nueve. Intentó salir lo más adelante que pudo pero el ritmo de sus rivales, y la estrategia, provocaron que pasara la primera vuelta en antepenúltimo lugar.
Al igual que en las anteriores dos rondas clasificatorias, en la última curva empezó la remontada. Trató de meterse por dentro y, con confianza y piernas, como le gusta decir, consiguió llegar al último tramo al esprint con opciones de medalla. Al final se quedó a un paso. Entró cuarto con 1:44.91, solo a ocho centésimas del bronce.
Por delante suyo solo Marco Arop (1:44.24), el keniano Emmanuel Wanyonyi (1:44.53), plata, y el británico Ben Pattison (1:44.83), bronce.
Adrián Ben se marcha de Budapest con un cuarto puesto en la final, lo que supone una mejora respecto al sexto puesto de Doha 2019, y un tiempo de 1:43.92 en la semifinal que es su mejor marca personal