Hace ya casi un mes que Lucas Pérez retornó al Deportivo y aquí seguimos todos encantados de la vida. Han bastado sólo tres partidos y cuatro goles para que los que no tenían muy clara la conveniencia de su fichaje (confieso que yo alguna duda sí que tenía) se hayan convencido de su contratación.
Obviamente, la forma en la que ha llegado, el compromiso que ha demostrado poniendo una importante cifra de su bolsillo para bajar dos categorías ha sido algo que muchos nunca podíamos pensar que sucedería. Y eso ha sumado mucho para que todos le aplaudamos desde el día que llegó. Y si a eso le añadimos los goles, pues para qué queremos más. Todo perfecto.
Y ahora hasta nos enteramos de que alguien ha pagado casi 3.000 euros por una camiseta exclusiva suya. Increíble. Aunque también tengo algún amigo que dice que lo increíble es que se hayan pagado más de 200 por la camiseta de otros. Pero eso lo vamos a dejar de un lado, que lo importante es lo que se haya recaudado para una buena causa.
Todo esto venía a cuento porque el fin de semana pasado, contra el Rayo Majadahonda, muchos veíamos como transcurrían los minutos y el balón no entraba. Empezamos con 25 minutos realmente buenos, pero sin goles en el marcador. Más de uno nos acordamos del partido ante el San Fernando cuando los majariegos empezaron a perder tiempo y el Deportivo no conseguía marcar.
Y en esto que llego el gol. La genialidad que solo se puede permitir un futbolista que está muy por encima de la categoría. La misma que te permite empatar el partido contra el Alcorcón jugando con 10, aunque luego acabes perdiendo.
Y así lleva Lucas cuatro goles en tres partidos. Y aquí es donde surge la pregunta… ¿qué pasará el día que no pueda jugar?
El de Monelos lleva esos cuatro goles, pero el equipo sólo lleva un tanto más en esos mismos partidos, el que marcó Quiles de penalti ante Unionistas (lanzado magistralmente a lo panenka, por cierto) y muchos nos preguntamos si el sábado pasado habríamos ganado si no fuera por la genialidad de Lucas.
Esta semana a muchos se nos pasó eso por la cabeza cuando en las páginas de este diario se nos informaba de que el delantero no estaba entrenando con el equipo y estaba trabajando por su cuenta debido a una sobrecarga. También he oído que con las dos tarjetas que lleva y las dos que traía del Cádiz está a un partido de la suspensión, aunque no sé si eso funciona así o cada categoría va por su lado. Pero vaya, que no se sorprendan si por lo que sea dentro de unas pocas semanas no puede jugar Lucas.
¿Y qué pasará entonces? Pues, sinceramente, no pasará nada. Será una baja importante. Importantísima. Pero nada más. Y tampoco pasará nada si ese día no sacamos el partido adelante. Que nadie se ponga nervioso si se da un partido de esos que dominamos de principio a fin pero que no acabamos ganando. Es más, yo creo que ni pasaría eso. Hasta hace un mes Lucas nos estaba aquí y los goles iban cayendo. Tenemos a Quiles, que empezó sin marcar las primeras jornadas pero que luego se soltó y ya está entre los máximos goleadores de la categoría.
Y tenemos a más jugadores que pueden perfectamente resolver un partido. Y tenemos a Villares, el mayor especialista en robos de balón desde el día del Racing de Ferrol. En definitiva, que la plantilla que tenemos fue la que consiguió 32 de los 38 puntos que tenemos y que no debemos tener miedo a sufrir de Lucasdependencia.
Aunque lo mejor sería que Lucas pueda jugar siempre. Y que marque, claro.