D espués del empate en el campo del filial de nuestro eterno rival (los partidos ante este equipo B siempre los consideraré una humillación para el Deportivo, independientemente del resultado) y tras realizar un juego bastante pobre, muchos deportivistas nos sentimos mucho más preocupados -que no nerviosos- ante lo que nos pueda deparar la temporada. Pero ya se sabe cómo es esto del fútbol, que todo mal resultado se olvida ganando el siguiente partido. Y si encima se gana por goleada y jugando bien pues se le da un carpetazo definitivo a eso que le llaman “crisis de resultados”.
Pues bien, tras ese empate todo el mundo decía que teníamos una gran oportunidad esta semana con dos partidos en casa. Y que ganando ante el Talavera y el San Fernando, rivales a priori asequibles, se terminaría esa preocupación. Ya hemos ganado el primero. Y esta tarde tendremos aquí al equipo gaditano.
Y me pregunto yo ¿si le ganamos por la mínima al San Fernando, sufriendo hasta el final y jugando como el miércoles se terminarán las preocupaciones? Pues no, evidentemente. Habremos ganado los dos partidos, sí.
Y estaremos bastante bien en la clasificación, que no es poco. Pero todos sabemos que jugando bien se suele ganar y jugando mal se puede ganar si tienes una buena plantilla, pero no será lo habitual. Perderás o empatarás bastantes veces y el objetivo de quedar de primero no lo lograrás. Eso seguro.
Y si hoy ganamos por la mínima y sufriendo como el miércoles la preocupación seguirá ahí. Muy contentos por ganar. Pero preocupados.
El Deportivo tuvo el miércoles fases en las que parecía que el buen juego volvía. Tuvo un inicio fulgurante al principio de los dos tiempos. Pero poco más. El inicio del partido parecía como cuando en el colegio jugábamos contra los de un curso inferior. Que a esas edades un año se nota un montón.
El Deportivo encadenaba jugadas simplemente porque el equipo manchego era de lo más inocente. Un equipo pensado para Segunda RFEF y que ha sido repescado a última hora por el tema DUX. Todos los pases salían bien y a los 34 minutos íbamos 2-0 como podríamos haber ido con algún gol más. Pero claro, te confías y en una de esas el equipo del curso inferior te mete un gol tonto y se viene arriba. Y en el segundo tiempo lo mismo, marcamos un churro que supone el 3-1 y cuando parecía que llegaría el cuarto y el quinto gol nos pillan de nuevo y nos hacen sufrir hasta el minuto 90. Total, que salimos del estadio todos con el miedo en el cuerpo.
Muy poco me gusta cuando escucho declaraciones del tipo de “bueno, pero llevamos cinco jornadas y no hemos perdido” o lo de “el equipo está en construcción”.
Ese tipo de declaraciones suele esconder algo más importante pero que se quiere ocultar tras un resultado más o menos favorable. En cualquier caso, cuando termine el partido ante el San Fernando, no podremos obviar que llevaremos 4 de 6 partidos en casa y que hasta ahora todos los rivales han sido de la mitad de la tabla para abajo.
Si ya la Balona y el Pontevedra eran equipos muy humildes, el Talavera ha sido un equipo tan voluntarioso como flojo. Y el San Fernando llega hoy tras haber cesado ya a su entrenador, lo que demuestra que en otras partes tienen menos paciencia que aquí.
Hoy a las 19.00 nos vemos de nuevo en Riazor. Ya sólo falta que ganemos por goleada, juguemos de fábula y me tenga que tragar mis palabras. Ojalá.