Cuando hay que echar un cabo ahí está la afición. El principal valor del equipo más laureado de Galicia, el Depor, son sus seguidores. La prueba está en lo vivido anoche en un partido ‘añadido’ de aquella manera a un miércoles que, si hubiera seriedad en la RFEF, no debía de haberse suspendido en su día. La respuesta de la parroquia blanquiazul no dejó lugar a dudas. Fue contundente y así se reflejó en la entrada, lo que pone de manifiesto que poco llamamiento hay que hacer desde el equipo para conseguir estar arropados.

No hay que olvidarse del duro castigo a la que fue sometida la afición deportivista en los últimos años. Temporadas muy traumáticas, con despedida del fútbol profesional incluida. También se sufrió en el plano social, ya que la entidad estuvo ahogada económicamente y al borde de la desaparición. El sueño que el club fuese de sus socios se desvaneció modificando los estatutos para ampliar su capital social y salvarlo. Lo indestructible del Depor es la afición. Lo del equipo, en caliente, mejor no opinar.