Terriblemente cruel es la pista número 2 del álbum Pólvora, de Leiva. Compuesta en 2013, cuando Manu Ferreiro cumplía siete años, Rubén Vilela ocho y Martín Ochoa nueve, parece una canción fascinantemente creada para la dolorosa eliminación del Deportivo en la Copa del Rey Juvenil.
Porque “aunque te sepa mal puedo ser terriblemente cruel” y esa fue la mala pasada que le jugó el fútbol al Depor en el minuto 93 de la semifinal contra el Almería. Un gol fantasma, cientos de repeticiones, miles de pausas... Una eliminación dolorosa.
Porque “al final te lo hiciste de cine pero duele igual”. Se cargó a Celta, Atlético y Villarreal. No habrá quien le quite al Deportivo la satisfacción de haber eliminado a tres canteras de clubes de Primera División, pero quedar fuera a las puertas de la final sigue siendo un pesar difícil de digerir.
Porque “voy a ser terriblemente fiel” y el Deportivo, con Manuel Pablo a la cabeza, no renunció en la semifinal a las ideas con las que afrontó las tres eliminatorias anteriores. Ni en cuanto a sistema, ni en cuanto a estilo de juego, ni siquiera en cuanto a los cambios. Quizá en uno de ellos estuvo la decisión más polémica: sentar a Martín Ochoa, uno de los mejores futbolistas del equipo. El canario fue fiel. Ya lo había hecho contra Atlético de Madrid y Villarreal. El trueque funcionó entonces y lo repitió también contra el Almería.
¿Y si “tal vez la historia se me fue de las manos”? Y esta ya es la opinión personal de alguien que ha visto ‘in situ’ las cuatro eliminatorias. El Depor ha ofrecido un rendimiento altísimo, probablemente por encima de sus posibilidades pero, ¿su nivel, sobre todo a nivel defensivo, es el de uno de los cuatro mejores equipos de España? El Depor fue terriblemente fiel; el fútbol, terriblemente cruel.