Puede ser que Mackay no hiciese lo que se espera de un capitán. Puede ser que el Deportivo no actuase en consonancia con su grandeza en su salida del club. Puede ser que sus errores en Castellón los pudiera haber cometido cualquiera. Puede ser que sus disculpas no resultasen del todo convincentes. Puede ser que Ian sea más deportivista que muchos que se autoproclaman los mayores deportivistas. Y sea como sea, Riazor dictó sentencia. Si bien no hubo ovación, los pitos se quedaron lejos de ganar.