Guste o no la sociedad actual cuenta con unas normas que se deben cumplir para el buen funcionamiento de la misma. El deporte, como no iba a ser de otra manera, también tiene sus reglas para que nadie parta con ventaja y todos compitan en igualdad de condiciones.

En los últimos días parece que el entendimiento, que es tan complicado de alcanzar debido a la disparidad de criterios existentes, ha saltado por los aires en diferentes cuestiones, como por ejemplo en el Caso Dani Olmo (y Pau Víctor) y la (re)inscripción de sus fichas en LaLiga. Pero este no es el motivo del presente escrito ya que el que más y el que menos ya está cansado de escuchar a unos y otros dar su opinión al defender o atacar la decisión tomada por el Consejo Superior de Deportes de estimar la medida cautelar urgente solicitada por el Fútbol Club Barcelona por los mencionados jugadores con “carácter provisional hasta que se resuelva definitivamente el recurso de alzada”.

La intención es poner el acento en una directriz de la FIFA conocida por la totalidad de los directivos, jugadores y aficionados que prohíbe a cualquier club negociar con un futbolista de otro sin permiso a no ser que al mencionado deportista le queden seis meses o menos de contrato con su actual entidad. A pesar de esta disposición, lo habitual es que los clubes se pongan en contacto con los jugadores sin ningún tipo de rubor ni impedimento y casi ninguno que padece esta irregularidad, y a ello se añade que es conocedor de la misma, denuncia esta situación fraudulenta ante el máximo organismo del fútbol mundial.

No es cuestión de empezar a nombrar equipos, que todos conocemos algunos de ellos, pero es evidente que la reglamentación, si existe, se debe cumplir, pues para algo está. Otro caso es que no sea la adecuada para los tiempos en los que estamos, por lo que para tratar de cambiarla habrá que convocar una reunión para volver a alcanzar un nuevo consenso. Lo contrario es pasarse la normativa por ‘el arco del triunfo’ y reírse de quienes sí la han cumplido.

Viene esto al caso por el presunto interés de algunos clubes por el futbolista del Deportivo Yeremay Hernández. El canario tiene contrato en vigor con el club herculino, lo renovó el pasado abril hasta el final de la temporada 2029-30, por lo que si alguien pretende que cambie de camiseta deberá abonar su cláusula (20 millones de euros) o hablar con su club. Lo demás está fuera de la legalidad. ¿Alguien lo duda?