L a decisión de Paco Olmos de abandonar el banquillo del Breogán para hacerse cargo del Burgos ha cogido con el pie cambiado a más de uno.
El entrenador dice en su adiós que “la unidad existente entre el club, la afición y el equipo es lo que hace de Lugo un proyecto sólido”, pero ello no ha sido suficiente para continuar en la ciudad amurallada y justifica su marcha al afirmar que “debo mirar por mi carrera”.
La normativa vigente no impide la salida del técnico valenciano, por lo que al Breogán, séptimo clasificado y actual revelación de la ACB, solamente le queda empezar a buscar cuanto antes a su sustituto. El director general de la entidad, Tito Díaz, lo explicó muy bien al indicar que “(Olmos) recibió una oferta y decidió aceptarla. La ley dice que puede hacerlo abonando una parte de su contrato”. No hay más.
Nadie podrá reprochar al preparador haber hecho algo fuera de la reglamentación o que se preocupe por su futuro profesional, no obstante algunos opinarán que ha actuado con falta de ética. Pero eso está en los valores de cada uno.