Los políticos nos han hecho tan desconfiados a los ciudadanos (algunos, especialmente) que cualquier acontecimiento que ocurre nos lleva a mirar el motivo e incluso el trasfondo del mismo. Y eso es lo que nos ha pasado tras haber observado con atención lo ocurrido en la sede de la Federación Española de Fútbol. Nos han contado que se persiguen posibles delitos de blanqueo y corrupción, que hay siete detenidos y que se le sigue la pista a unos cuantos más, todos ellos pertenecientes al equipo de Luis Rubiales, contra el que, por cierto, la Fiscalía General del Estado ha emitido una orden de captura.
Casualmente o no, Rubiales se encuentra ahora mismo en la República Dominicana, donde esperaba a su familia la próxima semana y de donde no tenía previsto volver hasta el mes de abril. Hay que recordar que el expresidente tiene pendiente una causa judicial por el asunto de Jenny Hermoso.
También ha llamado la atención el registro en once domicilios particulares a lo largo de la geografía española. Y, concretamente, el de Rubiales en Granada donde las autoridades sacaron varias cajas de documentación para su posterior análisis.
Según algunas filtraciones, la investigación parece haber puesto en el punto de mira los contratos firmados por la Federación Española y Arabia Saudí, para jugar la Supercopa de España en ese país, gracias a la intermediación de la empresa ‘Kosmos’, de Piqué, que se habría llevado 24 millones de euros por su trabajo.
Este contrato tiene una duración de seis años y contempla el pago de 40 millones por año por parte de los árabes. De momento, el exjugador barcelonista se libra de las acusaciones.
Esta actuación de la Guardia Civil ha provocado, de entrada, la suspensión del proceso electoral de la Federación, que se iniciaba precisamente este día.
Y también ha supuesto la intervención de la FIFA, por medio de su presidente, que anunció que tomaría medidas (no dijo de qué tipo). En su día, Infantino ya suspendió a Rubiales después de darse grandes abrazos con él semanas antes.
Este asunto, que parece haber tenido gran repercusión, podría perjudicar directamente la candidatura de España para el Mundial de 2030 que, en principio, organizaría junto con Marruecos y Portugal. La FIFA insinuó posibles consecuencias (“hay cosas que no podemos pasar por alto”, según un portavoz), lo que politiza todavía más la cuestión. Eso sí, la FIFA no se acuerda de sus propias miserias con las últimas designaciones de las sedes mundialistas.
Otra versión que corre es que todo esto trata de desviar la atención sobre asuntos políticos de mayor calado. Habrá que estar atentos a cómo se desarrollan los acontecimientos. Últimamente nada ocurre por casualidad.