DDespués de la decepción también llega la calma. Se tuvo la miel en los labios pero no se pudo saborear. Y ahora no toca otra que mirar hacia adelante y volver a empezar en las aspiraciones de la entidad, que no pueden ser otras que las mismas de esta temporada: cambiar de categoría a las primeras de cambio. Esa es la urgencia que tiene el Deportivo y nadie puede dar la espalda a ese objetivo porque todo lo que no sea lograr el ascenso en la temporada 2022-23 será un nuevo fracaso y eternizaría la presencia de la entidad en esta categoría o cosas peores.
Empezar la próxima temporada es, por ejemplo, analizar los equipos que te han tocado y contra los que te jugarás los cuartos. Los hay de todas las partes del Oeste de España, empezando por los tres gallegos (Celta “B”, Racing de Ferrol y Pontevedra). Destacan, por encima de todos, los desplazamientos que los del Norte habrán de realizar a Andalucía. Nada menos que cinco veces (Algeciras, Córdoba, Linares, Linense y San Fernando), a los que hay que unir un desplazamiento a Ceuta y dos más a Extremadura (Mérida y Badajoz). Como ya sabrán, completan el grupo equipos del centro geográfico nacional (Alcorcón, Fuenlabrada, Rayo Majadahonda, Dux Internacional, Real Madrid-Castilla y San Sebastián de los Reyes) y cierran la Cultural Leonesa y Unionistas de Salamanca.
El otro grupo está más nivelado pero se ve que los representantes de aquellas zonas tienen más influencia que los de ésta. La competencia va a ser tan fuerte o más que la de este año y por eso hay que organizar bien las cosas, con sentido común y con buena medida de los valores deportivos que se incorporen al equipo.
El actual entrenador deportivista, con sus pros y sus contras, conoce bastante bien la categoría en que está y eso puede ayudar a acertar en los refuerzos que se vayan incorporando, y que tienen que ser apuestas decididas para liderar el grupo y preparadas para soportar la presión, que sin duda va a haber a lo largo de los meses de una competición que se va a alargar desde finales del próximo mes de agosto hasta finales del lejano junio de 2023. Diez meses de competición intensa, en los que la concentración máxima es obligada desde el principio y en la que los descuidos han de ser mínimos, so pena de pagarlos caros. Ya lo sabemos.