Perdón Soriano, gracias
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Perdón Soriano, gracias

Perdón Soriano, gracias
Fernando soriano

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En las grandes ocasiones conviene hablar claro, así que antes de la final del Mundial de 1986 una enorme bandera con los colores de la bandera argentina se desplegó sobre uno de los fondos del monumental Estadio Azteca con un mensaje diáfano. “Perdón Bilardo, gracias”.


En la vida pocas veces se piden disculpas, en el fútbol jamás. El Deportivo cerró la pasada temporada con un éxito que se hizo esperar: al cuarto intento dio el salto desde el tercer nivel futbolístico nacional, donde jamás había recalado durante más de un año. Hay un componente sustancial de obligación en que un club con el sostén económico y social del Dépor deje atrás a Tarazona, Cornellá o Celta Fortuna, pero convengamos en que tal y como estaba la cosa el alborozo y la celebración estaban más que justificados.

 

Valoremos también que el equipo supo sobreponerse al desastre al que se asomaba para enmendarse, con brillantez, en la segunda vuelta del campeonato. 


En ese empedrado camino. el entrenador consiguió mantenerse más o menos indemne hasta el punto de que cuando su cabeza estuvo a punto de pasar por la guillotina las críticas apuntaban más a sus superiores que hacia él. Hubo paciencia y continuidad, valores que suelen casar con el triunfo. Y todo acabó bien, así que no sería injusto sacar ahora una bandera, pintar sobre ella “Perdon Soriano” y darle las gracias. 


Habría que decir “gracias” más veces a diario.


Bilardo ganó el Mundial con el mejor Maradona en su equipo y Soriano llevó al equipo a Segunda (otros no lo lograron antes) ante rivales que se mueven con recursos muy inferiores a los que manejaba. Pero sí, es justo darle las gracias al estratega aragonés: le trajeron para hacer un trabajo y lo sacó adelante. Así que yo, al menos, me pongo tras la bandera.


Pero el fútbol alimenta un debate eterno. La pasada semana la Liga hizo público el límite de coste de plantilla deportiva que fija para que se consuma esta temporada por cada uno de los equipos de Segunda. Desde el club se apresuraron a quitarle azúcar a ese dulce. Nunca está de más cuidar la dieta. También es cierto que no hace tanto que escalar en esa clasificación de los recursos era una gran noticia, un sinónimo de gestión bien hecha o de compromiso económico para que un club escale deportivamente. 


Entre los 22 clubs de la categoría apenas Cádiz y Elche disponen de más dinero que el Deportivo para pagar a sus futbolistas. También en la temporada 2018-19, recién descendido de Primera el equipo, apenas había dos rivales (Málaga y Las Palmas) que disponían de más dinero para futbolistas. Quizás el intento de aplicar sordina trate de poner tiritas sobre la exigencia, que no sólo acostumbra a ser incómoda sino que suele crecer a medida que transita desde la cima de las organizaciones hasta sus catacumbas. Por eso a Idiakez le puede empezar a apretar el zapato, visto que le han traído once futbolistas en verano y le cuesta dar bola a la mayoría. 


Irureta solía establecer una diferencia entre fichajes y refuerzos. Por ahora bastantes de los que ha traído Soriano este verano (o ya casi en otoño) están en la primera categoría. Ojalá haya que pedirle perdón de nuevo y el entrenador logre una alquimia que todavía no existe. Porque parece evidente que este Dépor necesita ordenarse y que crecerá en la medida que el lateral izquierdo no sea el derecho, que el futbolista que juega ahí no sea un mediocentro, que el mediapunta no tenga que buscar balones en la cabeza del área o que en la pizarra los puñales del equipo no se alejen cincuenta metros del área.


Cinco partidos después del inicio del campeonato anida la impresión de que la dirección deportiva ha ido al supermercado con una lista de la compra que sacia al entrenador, bien por ubicaciones a retocar, bien por nivel de los futbolistas contratados, bien por su preparación. Quizás al final todo sea más sencillo. Ocurre en muchas organizaciones que con retocar dos o tres piezas todo se compone y los rendimientos mejoran. Le pasó al Deportivo hace un año. Idiakez movió un par de piezas, recuperó a dos o tres lesionados y el equipo se disparó. Soriano también estuvo en su sitio, fue cauto y cuando iba a dejar de serlo todo se compuso como por ensalmo. Entrenador y director deportivo, club en general, se merecen tener tiempo para componer lo que ahora parece desarmado. Y si alguien tiene dudas que mire las clasificaciones de la jornada quinta del año pasado.

Perdón Soriano, gracias

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