Parece bastante difícil escribir esta semana sobre otra cosa que no sea Lucas Pérez. Todos estos días no se ha hecho otra cosa que hablar del delantero de Monelos. Hemos sido noticia en medios nacionales e internacionales. Muchos han vuelto a utilizar la palabra romanticismo para hablar de fútbol. Y, en fin, que esta semana nos hemos vuelto a sentir orgullosos de ser deportivistas. De ver como el mundo entero alucinaba viendo como un equipo de la tercera categoría mete a 7000 personas en un estadio simplemente para ver la presentación de un futbolista. De ver como tenemos más de 24000 socios y superamos ampliamente a los que tienen muchos equipos de Primera de España y de muchas otras ligas europeas. Y debo confesar una cosa: hay veces que yo mismo, que ya acumulo unas cuantas décadas de deportivismo, me sorprendo de hasta donde somos capaces de llegar. Y me encanta que seamos así.
El caso es que esta tarde tenemos un día ilusionante. No nos jugamos el ascenso ni ningún título ni es la final de nada ni jugamos contra el Madrid o el Barça. Hoy viene otro equipo modesto de la categoría, el Unionistas, y sólo se juegan tres puntos. Muy importantes los puntos, como es lógico, pero sólo eso. Pero a la posibilidad de conseguir la tercera victoria consecutiva se une el re-debut de Lucas. Y ya sólo por eso hoy todos esperamos una muy buena entrada y un ambiente en Riazor que va a dar gusto ir al estadio. Esperemos que la lluvia no lo chafe.
Hoy es un día que me recuerda a otras ocasiones en las que parecía que jugábamos una final y no se disputaban nada más que tres puntos, pero que, por una u otra razón, el ambiente era espectacular. Un ejemplo de ello fue en la temporada 2019-2020 cuando, tras ganar al Tenerife, llega Fernando Vázquez al banquillo y ganamos en Soria al Numancia. A la semana siguiente nos visitaba el Racing, penúltimo. Todos soñábamos con la tercera victoria seguida, con volver a ver las carreras de Vázquez por la banda y con el retorno de Çolak a la plantilla. Pues bien, estadio lleno, ambiente espectacular y victoria con gol del turco. Todo perfecto si no fuera porque luego le expulsaron por quitarse la camiseta.
Y otra de esas jornadas con ambiente de lujo en Riazor se produjo en enero de 2008. No había títulos ni ascensos ni descensos en juego. Tampoco había cambio de entrenador ni debut de algún jugador relevante ni un rival significativo. Había un Deportivo penúltimo en la clasificación a cinco puntos de la salvación. Había un experimento anunciado por el entrenador de poner una defensa de cinco con tres centrales (Lopo, Pablo Amo y Coloccini). Y había también una arenga generalizada de acudir en masa a Riazor a animar el equipo. Y el resultado de ese cóctel fue un claro 3-1 al Valladolid y un resurgir del equipo a partir de aquel día que nos llevó a hacer una segunda vuelta maravillosa (sumamos 35 puntos) y que nos llevó a acabar la liga en novena posición y clasificados para aquella cosa llamada Copa Intertoto que nos llevó posteriormente a disputar la Copa de la UEFA la temporada siguiente.
Hoy tenemos otro de esos partidos que no van a resolver nada ni para bien ni para mal, pero entre que es el primer partido del año en Riazor, que llevamos casi un mes sin ir a estadio, que llevamos una racha buena y –sobre todo- la llegada de Lucas, pues tenemos todos los ingredientes para vivir una ilusionante jornada.
Aunque no es por chafar a nadie, pero no olvidemos que estos dos años anteriores no le pudimos marcar ningún gol al Unionistas en Riazor. Que también hay que tenerlo en cuenta.
