Cuidado, peligro. Es lo primero que escuché al otro lado del teléfono cuando le pregunté a un amigo si estaría esta noche en Riazor. Sí, estará. Pero me advirtió de que el adversario es uno de los ‘grandes’ de la categoría. Me dio un poco la risa floja, ni que estuviéramos en Primera División. Pero no es el caso. Más bien será el Racing de Santander, desde el respeto, el que estará en peligro de poder ser devorado por el Deportivo.

Es cierto que los blanquiazules llevan una mala racha de resultados, dos derrotas consecutivas, pero los cántabros deberían preocuparse no solo por el rival sino por el ambiente que se encontrarán en las gradas. Eso a más de uno le dará flojera en las piernas, siempre y cuando los futbolistas de Borja Jiménez salgan con más hambre que nunca al terreno de juego.

Jugar este partido es una anomalía por parte de la RFEF tras suspenderlo por dos simples bajas. Será incómodo para los locales porque lo afrontan con dos malos resultados, pero no en su juego. Buen día para tratar de golear y disfrutar. Algo parecido como volver a la normalidad.