Supongo que todos los deportivistas soltamos algún que otro exabrupto el domingo pasado cuando en el minuto 95 el Tarazona nos empató el partido cuando ya saboreábamos una sufrida victoria que nos hubiese venido de perlas. Yo no fui una excepción lógicamente. Maldije todo lo que me vino a la cabeza y más. Me acordé del reciente partido de Fuenlabrada y de todas las veces que se resuelven los partidos de esta manera y que últimamente nos pasa siempre en contra. Pero pronto se me fue el enfado. No merecía la pena enfadarse por ese gol encajado en el descuento. Al fin y al cabo, de enfadarse habría que haberlo hecho hasta el minuto 85. Hasta ese minuto habíamos sido incapaces de marcarle un triste gol a un equipo de lo más modesto. Y cuando lo conseguimos tuvo que ser por un error del portero cuando se le escapó un balón, que si no ni eso. Y claro, ese empate en el minuto 95 lo único que hizo fue volver a la situación anterior. Estuvimos 85 minutos sumando un punto, luego 10 pensando que íbamos a ganar y, por fin, un minuto más sumando un punto hasta que se acabó el partido. ¿Enfadarse? ¿Para qué? Si el partido iba ya para un empate.
Paso ya de enfadarme ante estas situaciones. Dicen que enfadarse te quita años de vida y a mí me apetece vivir unas cuantas décadas más. En vez de enfadarme porque un modesto equipo nos empate en el 95 voy a pensar en el jugador que nos marcó ese gol. Por lo visto es el mismo que nos marcó el gol que nos eliminó del play off la temporada pasada. Y por lo que se ve, el muchacho fue un héroe aquel día pero nada más. El Castellón no le renovó y ha acabado en el modesto Tarazona. Pues nada, este futbolista de apellido Cubillas ha pasado a formar parte de ese selecto grupo de bestias negras de nuestro RC Deportivo. Un grupo de jugadores que nunca llegaron muy lejos pero que cuando jugaban contra nosotros hacían el partido de sus vidas y nos solían meter goles. Un grupo formado por gente como Javi Guerrero, José Luis Morales, que nos metió goles con el Real Madrid, con el Sporting y hasta con el Numancia, o como Pachón, aquel futbolista del Valladolid que hizo el doblete de su vida contra nosotros en 2001. Pues eso, que en vez de enfadarnos hay que alegrarse por el bueno de Cubillas.
Y tampoco me voy a enfadar más por lo que diga Idiákez. Después de las cosas que decía Oscar Cano ya tendría que estar más que acostumbrado. ¿Qué dice Idiákez que los jugadores se sienten presionados en Riazor? Pues no pasa nada, vamos la mitad al campo y punto. Y animaremos lo justo. Y si nuestro actual entrenador dice, como dijo este domingo pasado, que no le importaban los puntos en noviembre o, como quiso explicar este viernes, que lo que quería decir era que los puntos no son determinantes ahora pues tampoco me voy a enfadar. Yo pensaba que las victorias valían 3 puntos en noviembre y en mayo y que el que triunfa al final de la temporada es el que suma más contando los partidos de todos los meses. Pero se ve que no es así. Debe ser que los puntos ahora se multiplican por 0,5 y en mayo por 3,7 y por eso son más determinantes. O igual es que se ve tan superior a los demás equipos que piensa que con empezar a ganar partidos ahora le llega y le sobra para ascender. Vaya usted a saber. En cualquier caso no me enfadaré. Solo soy un simple aficionado y yo de esto no entiendo.
Y hoy nos visita el filial de Osasuna. Y entre sus filas está Svensson. No sé si desde el club no le quisieron buscar una nueva cesión o intentar su fichaje, pero el caso es que se fueron él y Quiles y aquí andamos suspirando por un goleador. Espero que hoy no nos marque, porque lo mismo me enfado otra vez.