Se conoció ayer que la jueza que investiga la muerte en noviembre de 2014 del aficionado deportivista Francisco Javier Romero ‘Jimmy’ volvió a rechazar reabrir la investigación porque sigue sin haber autores conocidos en un auto en el que considera “un tanto obsesiva la reiteración de las acusaciones para lograrlo”.
Todas las opiniones son respetables, incluso las de los encargados de impartir Justicia. Pero dar una regañina a las personas que quieren que se aclare de una vez por todas un asesinato para que no quede impune es una injusticia con todas las letras. Es más, debería ser una obsesión judicial encontrar a los culpables de los que arrebataron la vida a una persona y cerrar de una vez por todas una herida abierta a una familia que lo único que clama es poder pasar página sabiendo que a los culpables no les salió gratuita esa vil acción.
La Justicia pierde todo su efecto cuando tarda tantos años en aplicarse y lo único cierto es que en 2022 el individuo o individuos que quitaron en 2014 la vida a un hombre siguen en libertad.