El domingo pasado asistimos (por fin) a una victoria con remontada incluida. Decían que era el partido del morbo por lo sucedido hace tres años, pero cuando ya todo el mundo nos habíamos olvidado de ello apareció el tonto de turno. Uno de los pocos (o el único, no sé) de los que quedan en la plantilla madrileña desde ese año no se le ocurrió otra cosa que burlarse de la situación sanitaria que vivimos en 2020. Parecía que estaba ofendido por cómo se les trató cuando la realidad es que fue el club madrileño el que cometió una imprudencia imperdonable ocultando los positivos en una época en que la vacuna se veía aún lejana, se les confinó como a todo el mundo que daba positivo, se les dio todo tipo de ayudas y atenciones… y aún tuvieron más que decir. Por no hablar de la repugnante denuncia falsa que tuvo que padecer Bergantiños.
Este tal Iban (o Iván) Salvador salió al campo encendido. Y no le fue mal. A los pocos minutos ya había provocado dos amarillas y había puesto de los nervios a Lucas. Había marcado un golazo, fue a celebrarlo… y hala, a reírse de todo el mundo. Como si todos los fallecidos por esa enfermedad fueran cosa de risa. Menos mal que el partido acabó en victoria y el tal Iban (o Iván) quedó como uno de tantos mediocres futbolistas que un día hicieron una payasada, tuvieron su rato de protagonismo, le despedimos con un “gracias por venir” y le deseamos que el año que viene siga con sus bobadas por –quien sabe- la Segunda RFEF con su actual equipo. No es la primera vez que nos topamos con bobos así por Riazor. Futbolistas de medio pelo que un día hacen una chorrada, nos ponen de mala leche y a los cuatro días se nos olvida. Ya el año pasado nos las tuvimos con Cedric y Soko en el Racing y sus cánticos contra el Deportivo cuando ascendieron. El primero sigue en el Racing y Soko está ahora en el Huesca, con lo que ahora puede que raje del Zaragoza para tener contentos a los oscenses, vaya usted a saber. También nos puso de mal humor Jota Peleteiro cuando vino con el Eibar en 2014 jugándonos los dos equipos un ascenso que al final conseguimos ambos. No era mal jugador, pero tampoco nada del otro mundo. Se lo tenía bastante creído, eso sí. Al final fue un futbolista más conocido en Sálvame que en Estudio Estadio y que se retiró con 30 años.
Tampoco me olvido de Hugo Mallo. Es normal que los que jueguen en el eterno rival nos caigan mal. A nosotros Karpin nos caía fatal, aunque a él le hubiese encantado jugar en el Depor y Mostovoi nos caía igual de mal que a ellos Djalminha. Pero bueno, al menos esos dos rusos podían presumir de su calidad. Lo mismo sucede ahora con el que manda mucho en las bateas, que tiene su currículum detrás. Pero el tal Mallo… pues sólo puede presumir de años en su equipo, nada más. Lo mismo que pasa con Bergantiños aquí. Pero con una diferencia, Álex nunca se haría una foto con un escudo del equipo celeste y la frase “se vende” o se comportaría como un barriobajero en la grada de Balaídos en un derbi, como hizo Hugo Mallo en Riazor. Pues eso, otro tonto que tuvimos que aguantar en su momento.
La lista es interminable… recuerdo a otro mediocre, en este caso un árbitro, Llonch Andreu cuando montó aquel impagable número teatral cayendo al suelo fulminado por un impacto que no le hizo ni un chichón pero que a nosotros nos costó un partido de clausura y la inhabilitación de Lendoiro.
Ibán (o Iván) Salvador. El penúltimo bobo que ha pisado Riazor. A ver cual es el siguiente.