Cuando empieza la temporada y las cosas no salen como a uno le gustaría siempre echamos mano de los tópicos habituales de que si esto está empezando, de que si hay que acoplar a los jugadores (aunque lleven un mes de pretemporada acoplándose), de que si queda mucha liga y cosas así. Ahora bien, después de quince jornadas que llevamos disputadas, toda esa retahíla de frases hechas ya no cuelan. Como mucho valdría la que queda mucha liga, porque aún faltan 23 jornadas empezando por el partido de hoy, pero es otra frase con fecha de caducidad. Llevamos ya más de tres meses de competición y este Deportivo está claro que no es el que nos vendieron en verano.
Los deportivistas tenemos un gran pecado encima. Y es que nos ilusionamos a las primeras de cambio. Llegábamos al partido ante el Córdoba con tres victorias y un empate injusto en las últimas cuatro jornadas y ya estábamos encantados de ver la posibilidad de ganar al líder y ponerlo a tiro de piedra en la clasificación. Y no era mala esa ilusión. Veíamos que los resultados llegaban y confiábamos que siguieran siendo así. Pero la realidad es tozuda y no nos dábamos cuenta de que todo se limitaba a victorias ajustadas, salvo en Fuenlabrada, y a un juego mediocre salvo pequeñas ráfagas o una muy buena primera parte ante la Cultural, aunque eso sí, sin marcar un solo gol en esos 45 minutos.
Y ahora nos llega el fiasco de Badajoz. Yo era de los que pensaba que tras ganar en Algeciras y en Fuenlabrada, el Nuevo Vivero era un campo propicio para seguir la racha. Y yo no sé si fue el mal juego, o el encajar el gol en el descuento, que fastidia el doble, o las declaraciones posteriores de jugadores y entrenador, o las tres cosas a la vez, pero el caso es que este martes me di cuenta de que este Deportivo no da para mucho más, que ya llevamos muchas jornadas y dos entrenadores para darnos cuenta de hasta donde podemos llegar. Y que lo de ir mirando los puntos que nos saca el Córdoba me empieza a recordar al año pasado cuando mirábamos los que nos sacaba el Rácing de Santander, que veíamos como, lejos de recortar puntos, eran ellos los que iban aumentando la ventaja cada jornada.
Y luego leo que Óscar Cano dice que hemos estado ridículos en Badajoz. Hasta ahí de acuerdo. Lo comparo con el partido ante el Castilla donde, por lo visto y según él, jugamos como los ángeles y compruebo que, una de dos: o yo no sé nada de fútbol -que puede ser- o que alguien nos está tomando el pelo a los aficionados deportivistas. Más que nada porque a mí esos dos partidos me parecieron más o menos igual de malos. Y después oigo a Antoñito decir que igual estaban más pendientes del partido de la selección que de su propio partido y entonces es cuando me doy cuenta de que, efectivamente, nos están tomando el pelo. Y por ahí no paso. Ya basta.
Llega el mercado de invierno y casi todos tenemos claro que hace falta un cambio importante. Sabemos lo que han aportado los tres delanteros que han llegado este año, sabemos lo que sucede en uno de los laterales, sabemos lo que pasa en el centro de la defensa, sabemos lo que pasa en el mediocentro. Y no hay que ser un erudito para darse cuenta. Después de quince jornadas las cosas cantan por sí solas.
Y a todo esto, ¿a ustedes el Córdoba en Riazor les pareció tan buen equipo como para para ir de primeros destacados? A mí tampoco.