Hasta siempre, Maestro
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Semana de luto para el deportivismo que llora la muerte de Arsenio Iglesias, seguramente el icono blanquiazul más querido y respetado en la historia del RCD. Mucho y muy bueno se ha escrito estos días recordando la figura del Bruxo de Arteixo. Lo cierto es que reunía en su persona un conjunto de virtudes por las que será recordado: humildad, sencillez, cariño y sabiduría.
 

La humildad que conservaba intacta de aquel rapaz criado en una modesta familia numerosa de Arteixo durante los difíciles años de postguerra. La sencillez que transmitía en su vida cotidiana, en el fútbol que practicaban sus equipos (orden y talento), en sus relaciones personales huyendo siempre de cualquier tipo de impostura o arrogancia. 
 

Nos queda el cariño que sembró entre quienes le rodeaban. Adoraba a su familia, a sus amigos, y ejercía de padre afectuoso con sus jugadores. Para todos ellos fue ejemplar y todos lo recordaremos con esa mezcla de cariño y admiración. 
 

Durante su carrera destiló esa sabiduría tan apegada a la tierra donde la prudencia y el respeto eran la norma de su conducta. Siempre lo asociaremos a esas dosis de retranca que lucía para sobrevivir en entornos tan viciados como el mundo del fútbol profesional. Cuantas frases –más bien sentencias–, llenas de ingenio recordamos de O Raposo y que hemos incorporado a nuestro lenguaje cotidiano como si citáramos a un sabio filósofo griego. 
 

Fiel a sus esencias, apreciaba la vida tranquila junto a su familia, amigos y seguir cerca del club de su alma. Llevaba mal las ausencias cuando por motivos profesionales le tocaba estar alejado de los suyos. De entrenar al Hércules de Alicante se fue a Oviedo para estar más cerca de su familia hasta recuncar definitivamente en Coruña.
 

Afortunadamente pudo disfrutar del homenaje multitudinario que recibió en Riazor cuando ya la enfermedad empezaba a asomar. Allí recibió el reconocimiento unánime de una afición emocionada.
 

En su última salida al campo de Riazor –en el afectuoso velatorio organizado en tiempo récord por el club– recibió el cariño de cientos de deportivistas que se acercaron a rendir tributo a un hombre entrañable.
 

Se nos va Arsenio. Nos queda el testimonio vivo de su grandeza. ¡Gracias, Maestro!

Hasta siempre, Maestro

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