“Todos sabemos que la permanencia se puede decir que la tenemos, pero queremos más y, por qué no, playoff porque eso ilusionaría a la gente para la temporada que viene”, soltó ayer Mario Soriano en la sala de prensa de Abegondo. Unos minutos antes, reconoció que recortarle ocho puntos al sexto clasificado, el Granada, será difícil, pero no imposible y no renunció a “dar la sorpresa”.
El mensaje del ‘21’ me gusta. Ese optimismo eterno e irrenunciable que debe poseer cualquier deportista. Un positivismo que nos ayuda a soñar siempre con más, a no conformarnos. A esperar una nueva genialidad de Yeremay cada fin de semana; otra mano decisiva de Helton en el siguiente duelo; el enésimo robo de Villares; un cuarto Tour de Francia de Tadej Pogacar el próximo julio; que Tarantino nos regale una nueva obra maestra y no se retire tras dirigir su décima película, aunque haya prometido que así lo hará; a ver al Dépor en Primera en 2026 y, por qué no, ya en 2025.
Sí, lo sé. Recortar ocho puntos en seis jornadas es casi una quimera, pero también parecía imposible remontarle un 4-1 al Milan, con Cafú, Maldini, Pirlo, Seedorf, Kaká, Shevchenko, Rui Costa o Inzaghi en sus filas, y ahí apareció la escuadra deportivista el 7 de abril de 2004 para demostrar lo contrario.
Lo normal es que, con la permanencia casi asegurada en el bolsillo, nos espere un final de temporada tranquilo, de esos que casi no se recuerdan en Riazor, un epílogo sin sorpresas, previsible. Pero, de momento, me sumo a ese optimismo del Joker.