N o, yo no. Siento decepcionar a algún despistadillo o despistadilla… Es el nombre del docureality producido por Netflix para dar a conocer la vida de la novia de Cristiano Ronaldo. Gio y Cris para los amigos.
De inicio, me quedé con una frase que dice una amiga de la que fuera camarera en Jaca y dependienta de Gucci en la calle Serrano: “Ser amiga de Georgina es serlo de una persona normal pero con superpoderes”. Así, a bote pronto, la aseveración me pareció ridícula y contradictoria. “Pues vaya normalidad”, pensé. Pero a medida que fui viendo la pieza comencé a entender esa especie de ambivalencia existencial, una forma entre cotidiana y absolutamente exuberante de vivir.
Viajar en jet privado como quien coge un cabify, visitar las mejores tiendas de París en busca del vestido adecuado para el festival de Cannes, tener y regalar un collar Riviere como quien aparece en casa con una botellita de Marqués de Murrieta o entrar en los boxes del G.P de Montecarlo invitada por el dueño de Ferrari, es buen ejemplo de los quehaceres profesionales de la mayor instagramer de nuestro país. 36 millones de seguidores.
Ahí aparece ella en todo su esplendor, rodeada de un nutrido grupo de asesores ocupados en que, allá donde vaya, la pete. Y lo consiguen. Siempre espectacular, educada, agradecida…muchas veces superada.
Pero existe otra Georgina. La de chándal y zapatillas deportivas. Eso sí, ataviada con sus joyas y un Hermès en la mano. Esa mujer es la Georgina madre (incide constantemente en la felicidad al lado de sus hijos), y la compañera de vida de Cristiano Ronaldo.
De Cristiano dice: “Él vive para su trabajo”. “Somos jóvenes y tenemos dinero. Podíamos hacer cenas y fiestas. Pero no, Cris siempre está pensando en estar lo mejor posible para seguir en lo más alto”.
No deja de resultar chocante que un hombre que lo tiene casi todo mantenga ese afán de superación aún a costa de perderse muchos momentos familiares y diversiones varias.
Para concluir me quedo con otra reflexión que hace el propio futbolista portugués. Cuenta Cristiano que seguramente acabarán viviendo en Portugal porque allí la gente le quiere pero a la vez respeta sus espacios. “Tomaba un café el otro día cerca de casa y la gente me saludaba, pero no había ese aluvión que a veces me causa tanto agobio. Ese día me sentí libre. Y no siempre es así porque mi vida es muy limitada”.
Tremenda frase. Para estudiarla. Y es que muchos admiran a los astros deportivos y sus vidas sin pararse a pensar que si están ahí es, por su talento, pero sobre todo por su esfuerzo y disciplina diarios. Y Cris es un buen ejemplo de ello.
Salud y suerte!