E Esta semana, en una de esas tertulias que se hacen cuando te juntas con dos amigos, estuvimos recordando algo que no tiene nada que ver con el fútbol. Se trata de aquellos horribles atentados de Barcelona de 2017. Luego estuvimos comentando los lamentables hechos acaecidos estos días en los actos que recordaban aquel hecho y al final acabamos hablando de que ya habían pasado cinco años y que a todos nos parece que había sido hace muy poco. Que el año 2017 nos parece algo muy cercano y que, sin embargo, la de cosas que han pasado en todo este tiempo. No recurrimos al tópico de hablar de la pandemia, que es el tema más repetido en estos casos, y sí nos fuimos enseguida al tema futbolístico. Lo primero que se nos ocurrió fue pensar “caray, si hace sólo cinco años estábamos en Primera e íbamos a empezar la temporada y mira ahora…”. Pues sí, cuantas cosas nos han pasado a los deportivistas desde 2017.
Teníamos en la plantilla a un joven e imberbe futbolista que ahora es campeón de Liga y de Europa, como Fede Valverde. Teníamos un montón de extranjeros en la plantilla y ahora no tenemos ninguno. También teníamos porteros, muchos porteros. Hasta cinco. Y jugaron todos. Y ese verano se hablaba de la vuelta de Lucas Pérez. Igual que ahora, curiosamente. Sólo que entonces volvía del Arsenal y ahora lo haría desde el Cádiz, que no es lo mismo. Y entonces volvía a un equipo de Primera (División) y ahora lo haría a uno de Primera (Federación), que tampoco es lo mismo.
En 2017 estábamos en la máxima categoría y veíamos las divisiones inferiores sin prestarles mucho caso. Estaban equipos que ahora nos resultarían raros de ver ahí, como el Lorca o el desaparecido Reus. Había otros más habituales, como el Lugo, el Oviedo, el Sporting, el Tenerife… Y en la Segunda B ni nos fijábamos. Era algo muy lejano para nosotros. Pues ya ven ahora. O espabilamos o vamos camino de ser un clásico de la categoría.
En 2017 Eneko Bóveda, Aketxe y Sabin Merino habían empezado la temporada con el Athletic. Dani Giménez, Guardado y Nahuel compartían vestuario en el Betis. Un ex como Fayçal jugaba con un futuro como Shibasaki en el Getafe. Al Girona le habían encasquetado a Marlos Moreno, que lo hizo tan bien como aquí. En el Leganés estaba nuestro Raúl García junto a Beauvue y Koné. En el Málaga estaba Rolan y Keko… y así un montón de ejemplos más.
¿Y en Segunda? Pues otro montón de ejemplos para aburrir, pero quizá el más sonado es ver en el Rayo Vallecano a su portero suplente Lucho García junto con el lateral izquierdo Diego Aguirre y aquel central desesperantemente malo que era Abdoulaye Ba. Ese Rayo, por cierto, quedó campeón y ascendió a Primera. Algo lógico si vemos la delantera que tenía: Javi Guerra y Raúl de Tomás. Y también tenemos a nuestro Antoñito en el Valladolid con un chaval cedido por el Athletic, que entonces no llevaba barba y que se llamaba Asier Villalibre.
Y mis amigos y yo llegamos a la conclusión de que, efectivamente, el año 2017 podrá parecer muy cercano, pero han pasado un montón de cosas. La primera de ellas es que estábamos en Primera División e íbamos a empezar la temporada con todas las ilusiones del mundo, aunque luego resultase un fiasco y que ahora estamos dos categorías más abajo y habiendo pasado decenas y decenas de jugadores en estos años. Porque lo que tenemos claro es que no se necesitan muchos años para que la situación dé un vuelco varias veces.
Ahora se trata de repetir ese vuelco, pero en sentido contrario. Es decir, hacia arriba.