Todos los años, cuando empieza la temporada, lo primero que hacemos es ver el equipo que tenemos y compararlo con el del curso anterior.
Normalmente nos ilusionamos mucho porque esperamos cosas de los que han llegado y nos aliviamos porque se han ido otros “que no han cubierto las expectativas”. Y luego, por supuesto, el devenir de la temporada va poniendo a cada uno en su sitio. Siempre es así.
Y lo mismo sucede con los rivales. A priori, nos fijamos en los que creemos que se van a jugar las habichuelas con nosotros. Y pasa lo mismo. Normalmente acertamos, aunque con alguno nos equivocamos y también hay los que dan la sorpresa y acaban arriba peleando por ascender.
Este año hablábamos de los descendidos de Segunda, Alcorcón y Fuenlabrada, como los rivales lógicos. Y metíamos en el saco de rivales para estar arriba a los que el año pasado rozaron el ascenso, como el Racing de Ferrol o el Linares. Y también incluíamos al Córdoba, que era un equipo que venía de Segunda RFEF pero que había realizado unos buenos fichajes, con una gran masa social y una gran historia detrás. Sólo nos equivocamos con el equipo del pintoresco Jonathan Praena, que ahora lucha por evitar el descenso, pero con los demás acertamos. Y en el caso de los cordobeses acertamos de pleno hasta el punto de pensar hasta diciembre que eran los favoritos para subir directamente. Pero no, no ha sido así.
En la jornada 15 llevaban sólo una derrota, tres empates y once victorias. Marcaban goles con mucha facilidad y llegaron a sacarnos 10 puntos. Hoy el Deportivo les saca cinco y han perdido 6 partidos de los últimos 10. ¿Qué le ha pasado al Córdoba? Pues nada del otro mundo. Han tenido la misma pájara que han tenido y tendrán muchos equipos a lo largo de la temporada. La misma pájara que tuvo el Deportivo durante buena parte de la segunda vuelta del curso pasado. La misma que tuvimos en la 2018-2019 cuando pasamos de aspirar a subir directo a casi ni entrar en el play off de Segunda. Y ejemplos tenemos para aburrir.
En la temporada 90-91, la que para muchos de nosotros fue “la del ascenso”, parecía que el Real Murcia subiría sobrado a Primera, pero otra segunda vuelta horrible les dejó sin nada. En la 2018-19 parecía que el Málaga sería el máximo candidato por su inicio fulgurante y acabó cayendo ante nosotros en el play off. Y el año que caímos a Segunda B, en la temporada 2019-2020 el Numancia nos acompañó en el descenso tras estar todo el año acariciando el play off para después perder 9 partidos de 11 durante la segunda vuelta y no poder remontar después. Y ya para terminar los ejemplos, el Zaragoza se fue a Segunda en 2002 después de ganar sólo un partido de los últimos 16 y perdiendo casi todos los demás.
¿Qué conclusión saco de todo esto? Pues que a falta de 13 partidos, el Deportivo tiene que preocuparse única y exclusivamente de sí mismo. El partido de la semana que viene ante el Castilla es importantísimo, lo mismo que dos semanas después cuando venga el filial vigués. O las visitas a Ferrol y Córdoba de abril y el duelo siguiente ante el Alcorcón en Riazor. Pero quien sabe, igual para esas fechas alguno se ha descolgado. Incluso puede que el duelo del 23 de abril ante el Ceuta en Riazor no sea tan sencillo como podría pensarse hasta hace poco puesto que los caballas llevan ahora cinco victorias y un empate en los últimos seis partidos. Como para fiarse.
Lo dicho, partido a partido, como decía Arsenio (Simeone lo copió después, que lo sepan).