Conforme avanza la temporada futbolística se pone de manifiesto quiénes son los equipos más fuertes y quiénes son los que están en disposición de alcanzar sus objetivos. Eso ocurre en todas las categorías y en todas las competiciones, tanto nacionales como internacionales. Lógicamente, los presupuestos y la confección de las plantillas se dejan notar sensiblemente y cuentan mucho a la hora de repartir favoritismos.
También cuenta el momento futbolístico que suelen atravesar estos equipos. Así, por ejemplo, el Deportivo parece llegar a la recta final del torneo liguero con un empuje superior al resto de sus competidores por la plaza de ascenso directo. Nadie lo diría hace dos meses, cuando el equipo blanquiazul se hallaba sumido en las dudas y no parecía que alguien pudiese apostar por un futuro optimista, como lo haría ahora cualquier seguidor ya no sólo del equipo coruñés sino de la categoría en la que milita. Y me atrevo a decir que esa opinión la tienen también los seguidores de la Ponferradina y del Nástic de Tarragona. Pero el camino es largo y en fútbol todo puede ocurrir, como bien saben los aficionados.
Días atrás hablaba con un amigo acerca de los favoritos para conquistar la Champions League. Y señalaba, en primer lugar, al Manchester City. Y él me decía, con argumentos históricos, que el principal favorito de esta competición es siempre el Real Madrid, esté como esté, y no dejaba de tener razón.
Es curioso que en esta Champions tan sólo el Real Madrid y el Inter, entre los principales favoritos, sean quienes comanden las respectivas clasificaciones en sus torneos ligueros. Tanto el citado Manchester City como el Bayern de Munich no parecen atravesar sus mejores momentos, aunque todo cambia cuando llega la hora de la verdad. Bueno, hay que reconocer que el equipo alemán –hace no tantos años un temible rival para cualquiera- está atravesando un verdadero bache en la Bundesliga, a pesar de la aportación del reciente fichaje inglés Harry Kane, que lleva marcados esta temporada más de treinta goles. Pero se intuye en el equipo un relevo progresivo de aquellos que llevan muchos años allí, como Thomas Müller, Kimmich y otros jugadores similares.
Nos gustaría reflejar, por último, en este comentario la influencia de los minutos suplementarios en los partidos. En un alto porcentaje de ellos se producen movimientos en el marcador, según las últimas estadísticas presentadas por la UEFA, debido al aumento de intensidad en el rendimiento de los futbolistas cuando ven que el partido se acaba y el marcador es adverso. Nos quedamos con ese interesante dato.
