Extraña retirada
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Extraña retirada


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Nos ha llamado la atención estos días la decisión de Miguel Alvariño, tirador con arco de As Pontes, de no acudir a los Juegos Olímpicos de París y retirarse, al menos momentáneamente, del deporte por razones de salud mental, un concepto que nos suena porque hace unos meses también lo protagonizó el baloncestista Ricky Rubio.


Hemos seguido, aunque a distancia, el asunto referido a este deportista de As Pontes, número uno del mundo en 2022. En su día, allá por el año 2020 –año olímpico posteriormente retrasado doce meses-, Alvariño había obtenido una plaza para Tokio y la Federación de Tiro con Arco, con su presidente a la cabeza, quiso quitarle lo que había ganado en la competición. Así, los federativos se inventaron otras pruebas con la razón de que la cita japonesa se retrasaba hasta 2021 y querían que fuesen a ella los que estuvieran “en mejor forma”. Hasta el punto tenía ganada la plaza Alvariño que el Consejo Superior de Deportes ya le había pedido una fotografía para confeccionar su acreditación.


Ignoramos cómo acabó el asunto porque Alvariño puso el caso en manos de un abogado y nunca supimos cuál fue el final. Eso sí, el deportista pontés compitió los años sucesivos sin mayor trascendencia mediática –y a gran nivel- y el asunto pareció quedar enterrado, aunque el tirador confesó que había sufrido notablemente con aquella situación. 


Ahora, Alvariño hizo público un comunicado en el que hace saber que abandona la élite de la competición para “preservar mi salud mental frente al agotamiento psíquico que acumulo desde hace unos años”. Y, claro, nos acordamos automáticamente de aquellos años atrás que quedaron en la oscuridad y el olvido.
Miguel Alvariño tenía ganada la plaza olímpica desde junio pasado, pero estaba pendiente del “proceso interno de selección para París”, lo que nos hace pensar que cualquier “mano negra” podría volver a hacerle una jugarreta como la de hace cuatro años. No sabemos la realidad del asunto, pero nos da la impresión –aunque sea algo ligero por nuestra parte avanzar nada- de que por ahí van los tiros. Alvariño se considera, dice en su comunicado, “siempre sometido a juicio y presión” y por eso tira la toalla, al menos temporalmente. 


El Comité Olímpico Español, que tampoco es que hubiera hecho mucho por aclarar el asunto en su origen, emitió un cínico comunicado en el que decía: “Hay que dar importancia a lo realmente importante”, como si en su momento se hubiera preocupado decididamente por defender al deportista al que ahora simula amparar.

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