Tengo un amigo que, no sólo es una gran persona, sino que además es deportivista hasta la médula, con lo que se puede decir que roza la perfección. Pues bien, este buen amigo me vacila cada vez que el Deportivo juega los sábados. Él sabe (porque yo se lo dije) que estos artículos que ustedes leen los domingos los suelo escribir los viernes de noche. Y él siempre me dice que no puede ser el mismo estado de ánimo antes de un partido que después, y que eso se tiene que notar a la hora de escribir. Y razón no le falta a mi deportivista amigo.
Y es que ahora yo estoy en modo expectación. Expectación máxima antes del partido ante el Linares. Y cuando estas líneas salgan a la luz el ánimo será otro muy diferente. Si el resultado ha sido negativo no digo nada y lo dejaré para otro día. Y si ha sido positivo pues ya me puedo imaginar cómo será nuestro ánimo. Estaremos en modo expectación otra vez, pero esta vez será más intensa todavía. Ya conoceremos el rival y estaremos hablando del regreso a Riazor de Rubén de la Barrera o de que volveremos a vernos con el Rayo Majadahonda. Los optimistas dirán que al Rayo ya le ganamos en la liga regular. En cambio, los agoreros y que ya tengan cierta edad dirán que en 1983 también jugamos contra un Rayo en casa y también nos valía el empate. Los precavidos recordarán la frase de Arsenio de “ojo a la fiesta…” y los más orgullosos dirán que “somos el Depor”, y acabarán la frase con algún taco apropiado para la ocasión.
Sea como fuere, yo todavía no he llegado a ese momento. Ahora mismo lo único que tengo en la cabeza es Linares. Que ese nombre me suena a un equipo con el que jugábamos a principios de los 80 en Segunda. Que una vez les vi en Riazor y ganamos 2-0 con dos penaltis marcados por José Luis en la portería de General, que recuerdo que de niño me hacía gracia el nombre de su estadio: Linarejos, y también tengo entendido que es un equipo que se ha ido a Tercera, a Regional y que se ha refundado un par de veces. Ese es mi estado de ánimo en el momento de escribir esto. Y usted, si ha llegado hasta aquí, es porque acaba de leer la crónica del partido y ahora está leyendo esto después de hacer el estupendo crucigrama que hay a la izquierda. Y su estado de ánimo será otro.
Y mi amigo, que como dije antes, es muy vacilón, me vuelve a decir: “vale, bien, supongamos que sales airoso del artículo del día del Linares… ¿Y para la semana que viene qué vas a hacer?”. “Porque claro, si ahora estamos expectantes ante este play off, para la semana que viene estaremos de los nervios… ¿y entonces qué harás? ¿escribirás dos artículos, uno si ganamos y otro si perdemos?”. Y yo, para zanjar el debate le dije que sí, que no descarto hacer eso, pero que primero vamos a pensar en el Linares y que no me vaya anticipando los vaciles, que lo deje para la semana que viene. Aún no sé lo que voy a comer hoy como para pensar en lo que voy a escribir la semana que viene.
Lo que ya se puede afirmar es que esta ciudad ha respondido una vez más. Da igual que estemos en Primera, en Segunda o en Tercera (o en todas esas categorías que hay por en medio), si hay algo decisivo por lo que pelear allí estará la afición para animar desde una semana antes. Tanto si es luchar por ganar la Liga, una semifinal de la Champions o una semifinal por ascender a Segunda División, que suena muy triste pero es la realidad que estamos viviendo ahora.
Y mi amigo me seguirá vacilando la semana que viene. De todas formas yo le quiero mucho. Aunque a veces sea un pelín tocapelotas.