El Depor está prolongando su dulce momento. Hasta donde haga falta. Y es que ha costado mucho llegar a este estado en el que todo sale bien, haya mucho o poco en juego. Los de Imanol Idiakez demostraron ayer su profesionalidad y salieron a por todas en un partido en el que no se jugaban nada. ¿O sí? Pues claro. Nuevamente en un Riazor a rebosar había que dar una buena imagen.

Después tocó visita a la fuente de Cuatro Caminos. Hoy, María Pita. Y, para la semana que mañana comienza, dos nuevos partidos. Después de lo visto ayer, seguro que los jugadores no ahorrarán esfuerzos para hacerse con el campeonato de la categoría de bronce. 

En todo caso, está a punto de terminar la temporada del alivio, de la vuelta al fútbol profesional tras una etapa negra que jamás tendría que haber vivido un equipo como el Depor.

Por eso, es normal celebrarlo, para dejar atrás tantos sinsabores y dirigirse hacia un futuro mejor. Porque ha quedado claro que la afición ha salido reforzada, y que a los más jóvenes aún les quedan muchas alegrías por vivir.