Qué duda cabe
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Qué duda cabe


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Estaba yo el viernes por la mañana tan contento porque ya sabía de qué tema iba a hablar en la columna de esta semana cuando de repente saltó la noticia del fallecimiento de Arsenio Iglesias. Obviamente el tema anterior ya pasó a un segundo plano. Parecía obligado que había que escribir sobre Arsenio. Y, qué duda cabe, es lo que me pide el cuerpo ahora mismo. Desde que conocimos la noticia, nadie ha hablado del ascenso directo ni del play off ni de la patada a Quiles… Desde la mañana del viernes el deportivismo solo tiene un nombre en la boca: Arsenio.


No me voy a poner ahora a contar la historia del míster deportivista, que para eso ya están los diarios deportivos y los de prensa general, que estos días pasados el Deportivo ha vuelto a las portadas de muchos periódicos después de mucho tiempo. Tampoco les voy a contar mil cosas que seguramente todos conozcan. Pero sí me gustaría destacar pequeños detalles que, sin ser muy conocidos, a mí me dejaron huella. Y es que uno puede presumir de muchos años de deportivismo, pero comparado con Arsenio cualquiera se queda pequeño, qué duda cabe.


Se ha destacado en la prensa a Arsenio como el “fundador del Super Depor”. Y es curioso porque ese término a Arsenio siempre le molestaba una barbaridad. No le gustaba nada. Seguramente muchos de ustedes recuerdan en la temporada 92-93, la primera del famoso “super”, que el día que vino a Riazor el Tenerife, íbamos ganando 2-0 a falta de dos minutos y en el 88 Dertycia y en el 89 Ezequiel Castillo nos empataron el partido. Aquel día Arsenio no esperó al final, se metió en el túnel de vestuarios, le dio una patada a alguna puerta (desconozco si la rompió como Olabe) y soltó aquel “tanto súper y tanta m…”. No le gustaba nada lo de Super Depor. Le enorgullecía, pero nada más. A él le iban las cosas sencillas.


Tampoco me olvido de cuando en 1996 fichó por el Real Madrid tras el cese de Valdano. Arsenio ya se había retirado tras ganar la Copa del Rey, pero como dijo él “A una moza como el Real Madrid no le puedes decir que no”. Muchas veces hemos comentado algunos amigos que esa frase en los años 90 no tenía ninguna maldad y que todo el mundo había entendido perfectamente lo que había dicho. A día de hoy es posible que algún colectivo de tarados le acusara de machista o de alguna lindeza parecida, pero eso ya es problema de cada uno.


De sus frases para la historia poco que decir porque estos días ya nos las están recordando cada dos por tres. Yo me acuerdo de una que no la he visto publicada en ningún sitio y que en su momento me hizo reír un montón. Le habían preguntado en rueda de prensa si una lesión de Aldana era por un problema físico, a lo que Arsenio respondió sin inmutarse: “yo no sé si es un problema físico o químico. Eso pregúnteselo a los médicos”. O también cuando un periodista le dijo “Míster, la Real marcó un gol y se llevó el partido”, a lo que él respondió: “sí, la Real marcó y se llevó el partido. Muy elocuente usted”.


Para el que esto escribe, Arsenio Iglesias forma parte de la historia con la que construí mi deportivismo. Yo era un chaval cuando dirigía al Depor y el Rayo nos quitó un ascenso en Riazor. Y ya tenía bien avanzada la veintena cuando nos dio esa Copa del Rey. Luego vino Irureta que consiguió cotas más altas y casi todo ese tiempo con Lendoiro como presidente. Pero se puede decir que yo crecí siguiendo al Depor con Arsenio de entrenador.


DEP Arsenio. Y como bien dijó él el fatídico 14 de mayo de 1994: gracias por todo, hasta la próxima y que Dios reparta suerte.

 

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