Se quiera o no se quiera viene bien a todos el que haya jornada de ‘Champions League’ durante esta semana. Los partidos europeos mantienen nuestra atención, nos distraen de las preocupaciones futbolísticas cercanas y también llevan a otros terrenos las disputas a cuenta del VAR. 

No hay aficionado al fútbol, como es natural, que no siga la máxima competición europea de clubes. Tiene una cuota de atención muy grande y, por ello, oscurece los demás torneos y provoca, de paso, las discusiones acerca de cómo se emplea el mecanismo de videoarbitraje (palabra ya aceptada por la RAE) en el continente europeo en comparación con la Liga española. En esas estamos,  a estas alturas de los torneos, cuando se ha celebrado aproximadamente un tercio de los partidos de cada competición.

Pero también es cierto que lo de más allá a veces nos distrae de lo más cercano, que, en términos futbolísticos para nosotros, no es otra cosa que el devenir errático del Deportivo, que parece una maniobra involuntaria de distracción. 

Ni en Riazor ni fuera de él parece ser capaz de asentar sus poderes el equipo blanquiazul, al que le cuesta Dios y ayuda sacar adelante sus compromisos. Y así, con cuatro triunfos de catorce posibles, todo parece abocar a los coruñeses a permanecer en ese ‘pozo’ maldito al que llaman Primera División RFEF, que no es otra cosa que una Tercera División encubierta. Cosas de Rubiales.

Por cierto, hace unos días leíamos unas sensatas declaraciones de un defensa blanquiazul, en las que reconocía que vivían permanentemente con el pensamiento del ascenso en la cabeza. Y así, claro, es muy difícil no aumentar todavía más la presión existente. Aunque, naturalmente, es fácil decirlo y aun reconocerlo y otra cosa es saberlo superar. 

A nosotros nos parece que el equipo deportivista tiene menos calidad que el pasado año –por comparar- y un grupo de futbolistas un tanto veteranos que no parecen ser capaces de tener una marcha más cuando los partidos se ponen cuesta arriba. De hecho, los filiales del grupo son los que presentan más jóvenes y lo demuestran ocupando tres de los cuatro lugares de la fase de promoción.

Mientras tanto, los rivales para el ascenso -que parecen ser todos, de la manera que van las cosas- no pierden el tiempo y, pasito a pasito, tratan de abrir diferencias gracias a las cuales tengan otorgada una garantía ante cualquier eventual tropiezo, en una categoría en la que un gol vale lo que pesa según lo demuestran los equipos jornada a jornada con su escasez realizadora.