Minuto 44 y medio de la segunda parte. Se escapa Moreno por la banda derecha, llega a la línea de fondo y desde ahí centra templado para que Brizzola conecte un fulminante remate de cabeza desde cerca que acaba en el fondo de las redes. Hasta ese momento se habían escuchado pitos en Riazor contra un Deportivo que no sabía ganar. Pero claro, si al final ganas en el último minuto pues te vas muy contento y te olvidas del tostón que has tenido que aguantar en los 89 minutos anteriores.
Todo esto sucedió un 6 de mayo de 1984. Hace ya 39 años. Era la jornada 35 y el Deportivo ya no se jugaba prácticamente nada. Los puestos de ascenso le quedaban lejos y los de descenso lo mismo. Era una temporada que ni fu ni fa. Ese día pasó eso, que nos fuimos muy contentos por ganar en el último minuto, pero nada más. Quedaban tres jornadas y sólo nos faltaba acabar la liga dignamente. ¿El rival? Pues era el Algeciras, que luchaba por no descender, pero poco más sabíamos de ellos. Sin embargo, en la ciudad campogibraltareña aquel partido les dejó muy marcados. Acabaron descendiendo y después pasaron unas temporadas nefastas que acabarían con el equipo en categoría regional. Ese 6 de mayo acariciaban un punto a domicilio que les hubiese venido de perlas. En aquellos años en que la victoria se premiaba con dos puntos un empate fuera de casa era todo un tesoro. Pero ellos lo perdieron. Perdieron los dos siguientes partidos y ganaron el último. Pero ya no les valió. Bajaron a Segunda B. Al año siguiente pelearon por volver y no lo consiguieron. En la 85-86 bajaron a Tercera y por deudas sufrieron un doble descenso que les llevó a categoría regional.
El caso es que en 1987 a mi padre le mandaron a trabajar a Algeciras y allí me tuve que ir a vivir. Pronto conocí a algunos buenos amigos que me recordaron este hecho. No es que nos echaran la culpa, pero sí recordaban que el día que perdieron en Riazor empezó un declive del que aún estaban empezando a recuperarse (ese año celebraron por todo lo alto el ascenso a Tercera). Decían que si no hubiesen bajado a Segunda B en 1984 se habrían recuperado de las deudas que tenían. Y ya ven, nosotros aquí en Coruña sin enterarnos del roto que les habíamos hecho ganando un partido intrascendente. Luego, ya en los años 90, también estuvieron alternando la Tercera División con las categorías regionales, pero eso supongo que no seríamos nosotros los culpables.
Ayer volvió el Algeciras a Riazor. No había vuelto desde entonces. Entonces era en Segunda División y ahora lo es en una categoría más abajo. Allí siempre tuvieron su pique campogibraltareño con la Balona. Mientras los linenses presumen de que casi siempre estuvieron por encima del Algeciras, éstos argumentan que son ellos los que se han asomado por la Segunda División algunas veces, cosa que la Balona no lo ha hecho nunca. Como ven, por todas las tierras cuecen habas con esto de la rivalidad. Aquí siempre recordaremos que las copas del eterno rival son todas de cristal.
Y por lo demás, ayer debutó Rubén de la Barrera y todos teníamos esa ilusión de ver al equipo con el nuevo entrenador. Qué chocante me suena eso de nuevo entrenador cuando vamos por la penúltima jornada. Pero este es nuestro sino desde 2014, lamentablemente.