Después de la jornada de ayer de los juegos olímpicos, a los españoles se nos ha quedado mal sabor de boca, a pesar de las medallas conquistadas. Recuerdo especial para Enmanuel Reyes. Que sí, que ya tenía asegurado el bronce y no pudo conseguir algo más. Pero hay que estar muy contentos por este logro.
¿Cuántos deportistas que participan en París regresarán a casa sin una medalla? La mayoría. Pero Enmanuel podrá lucir su trofeo en A Coruña y donde le apetezca. Ha cruzado esa frontera que no pudo atravesar hace tres años en Tokio. Una vez más, la decisión arbitral ha sido polémica, pero nadie le quita ese bronce que ya forma parte de la historia del deporte gallego.

Cuando se puede, siempre hay que aspirar a lo más alto. Enmanuel se había preparado para ello, y creo que puede estar satisfecho con el resultado. A lo largo de una competición, aparecen una serie de factores. Y algunos son difíciles de controlar.

Y este boxeador ha llegado a la zona privilegiada, la que te permite pisar el podio. Luego, a la hora de recibir la medalla, verá que dos rivales han llegado más lejos que él. Cosas del deporte, no hay que darle más importancia que la que tiene.

Con el paso de los días y de las semanas, lo que ahora es cierta decepción para Enmanuel se convertirá en alegría por tener una medalla olímpica. La sensación del deber cumplido ganará enteros. Y dentro de muchos años, podrá seguir contando lo que sucedió. Sí, porque un logro así es para siempre.