No sé si conocen a este personaje. A mí me hablaron de él hace poco y por lo visto es una especie de superhéroe ridículo de la serie South Park que siempre llega tarde a las catástrofes y se dedica a decirle a todo el mundo lo que había que haber hecho para haber evitado esa catástrofe. Hoy en día a la gente que actúa así le solemos llamar ‘cuñado’. Y sin que sea necesariamente la persona que se ha casado con alguna de nuestras hermanas, faltaría más. Pero qué duda cabe que hay mucha gente de este estilo. Son esas personas que todo ya lo habían previsto, que todo lo saben. Son esos abogados o ingenieros frustrados que en las reuniones de vecinos llevan la voz cantante y saben de leyes o de maneras de hacer las obras comunitarias. Y son, también, esas personas que hoy dicen una cosa y mañana la contraria. Y se quedan tan anchas.

Viene todo esto al caso por todo lo que estamos leyendo ahora acerca de la estupenda racha que lleva nuestro RC Deportivo y de todos los elogios que se está llevando por su juego y, por supuesto, por sus resultados. Ahora son todo elogios lo que hasta hace poco eran críticas. Y ¿saben? hasta me parece normal. Ha habido algo de ‘cuñadismo’, eso es cierto, pero tampoco ha sido algo muy grave. Y aquí el primero que tiene que entonar el mea culpa es el que esto escribe. No hace muchas semanas (la posterior a la derrota en León, concretamente) yo titulaba mi artículo con un ‘Somos pequeños’ por el mal juego exhibido y también por haber perdido, lógicamente. Y no sé, pero creo que tampoco pequé de ‘cuñado’ si ahora digo que somos muy buenos. En otro artículo reciente que escribí también dije que yo no ficharía a nadie en el mercado de invierno porque estaba convencido de que con la plantilla actual se podría llegar mucho más lejos. Y así parece que está siendo. Sea como fuere, hasta hace un par de meses estábamos a muchos puntos de la cabeza, ganábamos muy pocos partidos, se llevaban puntos de Riazor equipos muy modestos que estaban –y están– abajo en la tabla y, lo que era más preocupante, nunca mostrábamos una superioridad clara ante el rival, aunque ganáramos el partido. Y eso ahora ha cambiado.

Y ahora, si me lo permiten, voy a ejercer un poquito de capitán ‘a posteriori’, pero sólo para explicar como veo yo la reacción del equipo. Por un lado están los jugadores recuperados. Es evidente que estar sin Yeremay ni Barbero es algo que se ha notado. Además nos ha llegado el premio de la irrupción de Mella, que aquí sí que nadie puede decir que eso ya estaba previsto. Ha sido una grata sorpresa y ojalá la disfrutemos muchos años. También antes dominábamos los partidos pero no profundizábamos nada y ahora tenemos dos puñales en las bandas que rompen a las defensas rivales con una superioridad pasmosa. Y también ahora tenemos cubiertos los laterales donde antes nos pasábamos el día improvisando jugadores para esas demarcaciones. Y de los jugadores que se han quedado fuera de este once ideal no voy a hablar mal. Sigo pensando que Salva Sevilla es un gran jugador, pero al que quizás el trivote que teníamos no le iba nada bien. Ni a él ni a José Ángel y a Villares.

Estamos ahora todos muy contentos. Ya nadie habla de echar al entrenador cuando muchos –reconozcámoslo– le veíamos fuera y queríamos que fuera así. Hemos criticado a Davo y le ha salvado el puesto a su entrenador en un par de ocasiones. Ahora todo parece que funciona, pero aún estamos a cuatro puntos del primero, o sea, que estamos caminando, pero aún no hemos llegado a ninguna parte. Y si al final ascendemos me da igual lo que digan los que “ya lo sabían”.