Muy pocos confiaban en ello. La victoria de España en la Eurocopa de Alemania rompió todos los pronósticos. Un titulo que devuelve a nuestro país al candelero futbolístico internacional.

En estas mismas líneas siempre mostré mi desagrado con la actitud que venía exteriorizando el antiguo responsable nacional de fútbol, Luis Enrique. Nunca dudé de su capacidad técnica, pero entendía que su forma de actuar, su forma de ser, no eran las indicadas para desarrollar su trabajo. Un seleccionador debe ser un aglutinador en la gestión, en las emociones y en las conductas. 

Supongo que por desconocimiento de sus interioridades profesionales, asumo que dudé de la designación de Luis de la Fuente como máximo responsable del banquillo español. Creía que era un parche en el camino. Pues miren por donde, este hombre rompe con todos los esquemas previstos y se alza como un autentico líder del balompié español.

No quiero ponerme ninguna medalla al evocar la capacidad de este riojano. Es fácil de hacerlo ahora que le llegó el éxito deportivo. Simplemente deseo resaltar el valioso paso adelante que aporta. Les trasladé, en numerosas ocasiones, la importancia del trabajo de base, la creación de una estructura que facilite el paso de jugadores por las distintas escalas hasta llegar a lo más alto y en las mejores condiciones. Como si realmente fuera un club. 

Desde la Federación se viene trabajando de una forma ordenada y los frutos se vieron refrendados en tierras alemanas. Ese trabajo con los jugadores, también, lo reclamaba para con los técnicos. ¿Por qué no se confiaba en los responsables de generar jugadores hacia la élite? 

Por suerte, llegó ese momento. La clave del triunfo es Luis de la Fuente. Son sus conocimientos sobre la gran mayoría de jugadores que pasaron anticipadamente por sus manos. Quién mejor que él los conoce y supo cómo sacarles el mejor provecho.

Otra de las cuestiones a destacar es que el técnico es un hombre sencillo, sin estridencias ni malos rollos. Con un trabajo de normalidad como bandera. 

Para dominar al colectivo no son necesarias las salidas de tono, ni tener una guerra permanente con el exterior. Esta estructura piramidal la reclamé para nuestro Deportivo. Sería necesario dar ese paso cuanto antes. Confiar en la gente que desarrolla un trabajo fundamental en la cantera. Preparar a profesionales con la vista puesta en el primer equipo. 

Desgranando otras vivencias europeas y siguiendo la línea mantenida en anteriores contactos con ustedes, puedo decir que el gran vencedor en los despachos, resultó ser el actual presidente de la Federación Española, Pedro Rocha. 

Con el apoyo incondicional de UEFA y FIFA, logró situarse en primera fila de todas las referencias protocolarias, cerrando el círculo en la entrega de la Copa de Campeones a nuestra selección. 
Allí estaba codo con codo con su Majestad El Rey y todas las autoridades permitidas por los órganos federativos internacionales. Más de un gestor político debió caérsele la cara de vergüenza. ¡Qué ridículo!
Otra cosa será a la vuelta, cuando las aguas vuelvan a su cauce. Aquí caben dos posibilidades. Que se mire para otro lado y Rocha permanezca en la Federación hasta la celebración de las nuevas elecciones, o el Gobierno, con sarpullido,  lo separe definitivamente y le impida presentarse en esas previstas elecciones. Es decir, pasar factura.

Así es nuestro país. Cuando todo parecía patas para arriba en el apartado interno, vamos y nos hacemos con el título europeo. Esto es difícil de entender, pero nos encanta romper con las previsiones. Por cierto, ¿y del Bosque? Ni se sabe cuál fue su papel. ¿Cobraría por ello?

Finalizo. El día a día deportivista sigue su camino lento pero en progresión. 

Pienso que habrá algún bombazo en forma de gran fichaje. De la ilusión se vive.  
Como siempre un placer.