Nuevo episodio de la saga. Esto de la Federación Española de Fútbol, el TAD, la FIFA y la UEFA es como un serial realizado por una de las mejores productoras de televisión hispanas.
Los que no siguen con detalle el mundo del fútbol se preguntan si la temporada pasada no ha finalizado ya porque observan en la televisión partidos por todos los lados. “Esto no se acaba nunca”, dicen los no aficionados, sin sospechar que en realidad todo esto acaba de empezar nuevamente porque la temporada 24-25 está calentando motores. Y, en el fondo, pueden tener razón, sin saberlo.
Desde luego, no es normal el poco descanso que han tenido los futbolistas entre la finalización de la temporada anterior y el comienzo de la nueva. No hace nada que concluyó la Eurocopa y ya volvemos a las andadas porque la exigencia física es cada vez mayor. Por eso cobra especial valor la ampliación de las plantillas, sobre todo las de los equipos que tienen que afrontar un mínimo de cincuenta o sesenta partidos hasta el próximo junio, muchos de ellos importantes para conseguir los objetivos que se marcan los clubes, principalmente los más potentes.
Con la vorágine olímpica no caemos en la cuenta de que realmente faltan tan sólo dos semanas para comenzar las grandes ligas europeas (la holandesa arranca ya dentro de ocho días, mientras la alemana lo hace en veinte). Pero todavía es pronto para valorar los primeros fichajes de los equipos porque las secretarías técnicas siguen trabajando a destajo en estas fechas y pueden proporcionarnos todavía llamativas sorpresas.
Los finales de las temporadas impares solían ser más desahogados que los de las pares, pero este año la UEFA vuelve a la carga con la nueva edición de la Liga de Naciones, cuya fase final se celebrará en junio de 2025, cuando casi todos están reventados del esfuerzo de toda la temporada. Se trataba hasta ahora de una competición menor, nacida de la pretensión del organismo europeo por llenar huecos del calendario y eliminar partidos amistosos y sustituirlos por oficiales. Pero, lo que ocurre en estos casos, poco a poco se va haciendo hueco y ya está compitiendo con cierta fuerza dentro de la programación internacional.
Lo cierto es que el fútbol olímpico está pasando con más pena que gloria para los aficionados y bueno sería que este deporte –como otros- tuviera su sitio en las competiciones de siempre para no forzar todavía más a los deportistas. En este sentido hay que reconocer la razón que tuvo Florentino Pérez a la hora de “sugerir” a Mbappé la posibilidad de que no participase en el torneo olímpico. Y como él, varios más porque qué menos que veinte o veinticinco días de descanso ante los meses que se avecinan.