Cabeza y corazón
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Cabeza y corazón


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En el diccionario de la RAE, por aquello del orden alfabético, aparece antes la palabra “cabeza’” que el vocablo “corazón”.


A Coruña en materia baloncestística vive el mejor momento de su historia. Está en la mejor liga de Europa y por ende la segunda mejor del ‘mundo mundial’. Y junto al placer de un momento tan feliz se une, inexorablemente, un sentimiento de inquietud y de duda de cómo va a salir todo esto.


Una temporada en la ACB no nos la quita ya nadie, pero lo más angustioso de esa situación es que sea eso, solo “una”.


No me gustaría estar en la piel de todos aquellos que tienen que decidir, orientados por el entrenador (Diego Epifanio) y por el director deportivo (Charlie Uzal). Del primero ya sabemos lo que podemos esperar. Fíjense en lo que ha conseguido. Y del segundo todo el mundo destaca su amabilidad, su fidelidad, su lealtad que llegados a un punto no importa tanto como su conocimiento del baloncesto. Esto es lo que interesa. 
Aunque también sea amable, fiel y leal. A Charlie le conozco desde el mes de mayo de 1990. Antes de jugar en Gijón, Salamanca, Vitoria o Coruña era junior del Obradoiro. Aquel mes en Murcia el equipo compostelano perdió una fase de ascenso contra el Juver Murcia que hizo trampa. Alineó a un tipo llamado Esteban Pérez, teóricamente hispano-argentino al que realmente le faltaba lo referido a España. Y al equipo desplazado a Murcia le avisaron de que había una pareja, de algo más que edad mediana, que a cambio de una compensación declararían que era falso que, como figuraba en los papeles del Murcia de baloncesto, ellos fuesen los padres (españoles) de aquel tipo. ¿Quién se reunió con ellos? El junior del Obradoiro: Charlie Uzal. Un tipo ponderado, razonable, tranquilo y que de baloncesto sabe un montón. Pero que, como en el caso del entrenador, propondrá pero no decidirá.


Ahora volvemos a la primera parte del artículo. Quienes decidan deben aplicar el sentido común pero sobre todo el orden alfabético de las dos palabras: cabeza y corazón.


Si yo estuviera por encima de esos que deciden (felizmente no es así) y aplicando el corazón renovaría a toda la plantilla de esta pasada temporada. Sin dudarlo. 


Si aplicamos la cabeza, la lista sería más bien reducida.


A esa plantilla hay que compensarla y agradecerle los servicios prestados. Con dinero, con cariño, con una estatua en el medio de la explanada de Riazor, con lo que se le ocurra a cualquiera. Pero no con la renovación si no estamos convencidos de que pueden echar una mano en la nueva aventura. Que dicho sea de paso es, o será, tremenda.


Quedan casi tres meses para que la Liga comience con jornada de sábado 5 de octubre. No hay calendario, pero ya se van viendo cosas.
Thompkins estuvo 7 temporadas en el Real Madrid. 4 Ligas, 3 Copas nacionales y 2 Euroligas. Sobran comentarios. Un nivel.


Augusto Lima es grande. Primera condición en este deporte. Sus últimos números (19 partidos, 9 puntos, 2 rebotes y 3 de valoración de media por partido) no provocan el lanzamiento de cohetes. Hay que ver con qué animo llega al Leyma.


Y hablan, aunque no esté cerrado, de Phil Scrubb, que estuvo en el Obradoiro con buen rendimiento. No es mala carta de presentación.


De la anterior plantilla naranja, en cuanto a los directores de juego, sobre Jakovics tendrán que analizar su supuesta adaptación a una categoría superior. Aris, que comenzó flojo, acabo extraordinario. Barrueta puede seguir anotando igual (15 ppp). Y no olviden que hasta rebotea (5 rpp). Huskic lo hace bien casi todo aunque, tal vez por agotamiento, acabó más flojo. Atoumane Diagné tiene una estatura de 2,15 metros. Y buenos fundamentos. Y Burjanadze tiene experiencia de siete temporadas en la nueva categoría del club y también es internacional.


No tengo que decidir. Lo tienen que hacer otros a los que recuerdo que en el diccionario, y en el baloncesto, aparece antes cabeza que corazón. Lo que no tengo duda es que todo lo que les propongan será bueno aunque, en algunos casos, inalcanzable.


Desde hace medio siglo tengo en mente la imagen de un entrenador en la banda de una cancha de baloncesto llevándose el dedo índice de su mano derecha a la sien del mismo lado de forma repetida gritando eso: ¡cabeza!

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José-Gerardo Fernández es 
periodista
 

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