Franz Beckenbauer, apodado ‘El Kaiser’, ha sido uno de los jugadores más importantes de la historia del fútbol. Lo consiguió todo, tanto de futbolista como de entrenador, pero la huella que ha dejado para siempre ha sido como jugador. Creó un nuevo estilo y una nueva forma de jugar y dio su verdadero contenido al puesto de líbero, lugar en el que más brilló, el que mejor le venía a su juego y donde dejó su impronta a lo largo de toda su trayectoria. También jugó de centrocampista, donde sobresalió, dada su calidad y estética de movimientos. Aquello de que un defensa se incorporara al ataque –muchas veces realizando paredes con sus compañeros- fue una gran novedad de la época, muy diferente a la actual pero en la que creó escuela. Y no fue solamente un defensa sino un defensa que superó el centenar de goles en los partidos que disputó.
Beckenbauer jugó la parte más importante de su carrera en el Bayern de Munich, donde engrosó su palmarés de forma importante. Fue tres veces seguidas campeón de la Copa de Europa (ahora, Champions League), ganó con Alemania el Mundial de 1974 (con una pizca de suerte, hay que recordarlo, porque no fue la selección que mejor jugó aquel campeonato), selección con la que fue internacional más de un centenar de ocasiones. Jugó, asimismo, otros dos Mundiales, los de Inglaterra´66 y México´70. De este último se recuerda su imagen con el brazo en cabestrillo en la semifinal frente a Italia, en uno de los partidos más recordados de esta competición y que terminó con el triunfo italiano por 4-3.
Su impresionante hoja de servicios se engrandece con cuatro Bundesligas, cuatro Copas de Alemania y una Copa Intercontinental (pudieron ser dos, si el Bayern no renuncia a competir otra frente a Independiente de Avellaneda). Posteriormente fue entrenador, con el que consiguió ganar también un Mundial (el de Italia, en 1990) y protagonizar la gesta (junto con el brasileño Mario Zagallo y el francés Didier Deschamps) de ser el único ganador de un Mundial como jugador y entrenador. Coincidió en el Cosmos con Pelé.
En una época en la que los galardones estaban bastante más restringidos que ahora, Beckenbauer consiguió dos ‘Balones de Oro’, quedó segundo en la clasificación en otras dos ocasiones y tercero, en otra. Desde su aparición en el Mundial de Inglaterra siempre obtuvo el reconocimiento general por sus actuaciones, su estilo y su calidad. Sin duda, en una hipotética clasificación de los mejores aparecería en un lugar destacado por encima, incluso, de algunos que el lector pueda estar pensando.
Su vida particular estuvo caracterizada por la complejidad, pero aquí sólo nos interesa su trayectoria deportiva, que fue inigualable. Descanse en paz.