Poco que añadir al ‘psycothriller’ por entregas que rodea a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) a propósito del brillante –y al tiempo desasosegante– triunfo en la Copa del Mundo femenina. Cada vez que se añaden nuevos personajes a esta farsa, incluidas las autoproclamadas nuevas Mesías de la mujer, se encharca más el campo. Si resulta curioso, por el contrario, que a raíz de este esperpéntico espectáculo se destape ante la opinión pública a un personaje que lleva desde sus inicios como presidente desprestigiando a la ilustre RFEF.
 

Pero vayamos al tema nos ocupa en este inicio de la competición y que no es otro que el cuarto intento de salir de este interminable purgatorio en el que se ha convertido la 1ª RFEF para el Depor. Si algo tienen en común todos los comienzos de temporada es que la afrontamos con esperanzas renovadas ante la expectativa de un ascenso que se demora en exceso. Cambios en la estructura del club, en el banquillo, bajas y altas de jugadores, nuevos rivales, etc. que invitan a recargar el optimismo del que anda sobrada la afición. Sólo hay que ver el ritmo de renovación de abonos y las altas de nuevos socios para pensar que como bien dice el cántico que “esta hinchada nunca se rinde”.
 

Sin embargo, existe un punto de resignación, de haber pasado demasiadas veces por esta situación, que cada día nos parece más difícil salir victoriosos de este pozo. Hay motivos para el optimismo. La nueva dirección deportiva se mueve con confianza y –esperemos– acierto, con la inestimable ayuda de Lucas Pérez en la tarea de convencer a algunos de los nuevos fichajes a unirse al proyecto blanquiazul.
 

Echaremos de menos a futbolistas que estaban rindiendo en el equipo –me vienen a la cabeza dos nombres: Quiles y Mario Soriano– y esperamos mucho de los Juan José Jurado, Davo, Paris Adot, Balenziaga, Ximo Navarro, Pablo Vázquez, Valcarce, Cayarga, Barbero y Parreño. Casi todos llegan con la carta de libertad procedentes de clubes acreditados en categorías superiores y sólo cabe esperar que se aclimaten a la nueva realidad de un RCD con urgencias históricas.
 

Quizás la parte que más ilusiona al graderío sea la deseada explosión en el primer equipo de los Mella, Yeremay, Barcia y demás compañeros criados en los campos de Abegondo.
 

Parafraseando a Josep Lluís Núñez, histórico ex presidente blaugrana que al principio de cada temporada para dar bríos a la plantilla y afición lanzaba el grito de ánimo ¡Aquest any, sí! Pues eso, esperamos que este año sea el del ascenso. ¡Forza Depor!